domingo, 1 de marzo de 2009

La Muerte, esa gran desconocida.


La Muerte, es la gran desconocida, porque nadie quiere oir ni saber nada de ella. Siempre es algo que le pasa a otros, y que queremos evitar a toda costa, a pesar de que es ineludible. El miedo a la muerte, es el miedo principal a partir del cual cobran sentido todos los demás miedos que nos acechan en la vida, es más, podríamos decir que es por la amenaza de ese ineludible final, que

nuestra vida puede tener algún sentido. Pues, si no supieramos que vamos a morir ¿tendría algún sentido apresurarse a realizar cosas durante nuestra vida?, pero saber que vamos a morir ¿no nos hace actuar, paradójicamente, como si fueramos a vivir eternamente?, ¿es entonces la muerte un fin final o un fin relativo?. Expongamos las dos opciones:

1) La Muerte como fin final de todos los fines.

Según la visión materialista, la materia en su forma de estructurarse da origen a la vida. Con el paso del tiempo nuestros 'materiales de construcción' se desgastan hasta llegar a un punto de colapso, en el cual, sucumben a la ley física de la entropía y ¡alehop! se descompone todo quedandose en sus componentes básicos desparramados. Huelga decir que la "vida", en tales condiciones, es insostenible.

Por lo tanto la muerte, sería el final de las vicisitudes de ese montón de materia que se habia organizado y que, con su desestructuración, pone fin a cualquier perpetuación de la "conciencia" y de la "vida" (Zombies a parte) que sostenía hasta el momento justo (¿milésima de segundo?) en que la muerte tuvo lugar.

2) La Muerte como final relativo.

Según la visión "trascendentalista" (para no utilizar la palabra espiritual por los pre-juicios asociados) la Muerte es como una vía de servicio en la carretera por la que transita nuestra "esencia" (tampoco utilizamos espíritu o alma, vease paréntesis anterior) . A veces sobre un vehículo físico, otras en forma de 'vaporcillo incorruptible y, por ende, inmaterial', nuestra 'esencia' se mantiene incólume pese a los trasiegos de incorporación, descorporación, reencarnación o vida eterna tocando el arpa subida a una nube. Por lo tanto la muerte sería una transición más, en la que perdemos el cuerpo... Una pérdida sin importancia dado que lo que somos, no es nuestro cuerpo sino la "esencia" que lo ocupa, que por definición es inmortal.


Bien, ¿quién da más?, ¿¿por qué posición os decantaríais??

11 comentarios:

  1. Hola.
    Está claro, en mi opinión, que la primera es la ceintífica y, por lo tanto, la única que se puede defender con pruebas.
    La segunda continua el dualismo cartesiano de separación entre el cuerpo y eso otro tan poco claro (¿será poco claro porque no existe, porque nadie puede dar ninguna prueba ni ubicarla en ningún sitito concreto, glándulas pineales aparte?) llamado alma, mente, espíritu, y un largo etcétera.
    En cuanto a las ansias de inmortalidad, ya lo contó Borges en, valga la redundancia,"El Inmortal", el cual vive para siempre y vive todas las vidas (cito de memoria "yo fuí todos los hombres: fuí Homero, fuí Dante,fuí Shakespeare, etc, fui todos y no fuí nadie"). Nuestra finitud es la que da importancia a nuestra vida, a cómo la vivamos, a que actuemos. Por eso abogo por la primera opción porque la segunda resta cualquier importancia a esta vida (recordar que es un valle de lágrimas, que lo importante es la siguiente, aunque si tienes suerte y eres calvinista puedes amasar una gran fortuna que te garantice el cielo), mientras que la primera muestra la pequeñez de nuestra especie, de nuestro mundo, de nuestro tiempo, y la necesidad de aprovecharlo y vivirlo al máximo.
    Así que ¡VIVA LA MUERTE!
    P.D.: Siento la ausencia.
    Víctor.

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  2. Ah, por cierto: no vale el truco de decir que nuestra esencia es la energía y que, por lo tanto, no morimos nunca ya que la energía ni se crea ni se destruye, y todos somos energía. Por una simple razón: nadie considera que eso sea vivir; pasar a otra vida transcendental implica algo más que traspasos de energía para alguien digamos "espiritual" o "transcendentalista", implica estados intencionales que derivan en alguna forma corpórea semejante a la que "tiene" ahora.
    Saludos eistenianos.
    Víctor.

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  3. La verdad es que sí, la muerte “es algo que le pasa a otros” (de momento). Y es una ley básica de todo organismo querer eludirla. Por lo que a mí respecta, que “la” vayan dando mucho. No tengo miedo a la muerte, lo que le tengo miedo es a que ocurra antes de lo debido. Y lo debido no es ahora.

    En cuanto al sentido de la vida…, no lo tiene. Es una pregunta sin sentido porque tras ella alienta siempre un cierto… “esperancismo” (vaya palabro que me acaba de soplar la neurona de guardia). Vivir, sin más, es el sentido de la vida.

    En cuanto a la “visión materialista” es simplemente una cuestión de sensatez y pura observancia de la Naturaleza y la Historia. En la primera no hay galgo ni podenco que se libre de la parca; y en cuanto a la segunda, ahí están las hemerotecas, papiros y palimpsestos: ni dios ha vuelto para refutar a Mamma Natura.

    En cuanto a la cosa “final relativo”, subscribo a Víctor en sus dos comentarios. Y le añado algo. No sé si nuestra finitud es la que “da importancia a nuestra vida”, porque le dé o no le dé es lo que hay: somos finitos, de Córdoba o de Damasco, pero finitos a tutiplén.

    Esta convicción radicalmente materialista no quita para que mis ojos se aneguen en lágrimas, ahora por ejemplo, cada vez que oigo ese himno que homenajea a los caídos en combate: “la muerte no es el final”.

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  4. Hola Víctor, echábamos de menos tus comentarios. Bien, vamos al grano, entonces, dices que ‘la primera se puede defender con pruebas’. En primer lugar, pensamos que posicionarse (tanto a favor de una como de otra opción) es una “creencia” y pensar que la primera es “científica” y que la segunda no puede serlo, es un prejuicio. ¿Por qué decimos esto? Porque al decir “que se puede defender con pruebas”, creemos entender que dices que hay pruebas objetivas que demuestran la primera, y eso no es cierto.
    La hipótesis de que haya “algo” además de la “materia” no queda automáticamente invalidada por las explicaciones que se dan sobre la manifestación de “la vida” y la finalización de la misma. Las pruebas actuales, lo único que prueban (valga la redundancia) son los mecanismos fisiológicos, físico-químicos o bio-eléctricos, que se dan durante “la vida” o se dejan de manifestarse dando paso a la muerte.
    Por lo tanto diríamos que nos posicionamos, es decir, “creemos” en la “teoría materialista” de la ciencia occidental ortodoxa actual (hasta ahora, que una mayoría de científicos materialistas creen, pero by the way… cada vez hay mas científicos punteros que no lo tienen tan claro).
    El que la segunda opción no pueda ser “científica” es un prejuicio, porque el método científico (observación de los fenómenos, diseñar una teoría que los explique y preparar experimentos para comprobar la misma) se puede llevar a cabo sin ningún problema.
    El que hayan muchas “organizaciones” que se “basen en dogmas de Fe”, o en creencias que van en contra de la razón, no es óbice para hacer una generalización y meter a todos en el mismo saco (como hacía la inquisición con los que se salían de la verdad ortodoxa).
    Respecto a que ‘no se puede ubicar en ningún sitio’. ¿Dónde podemos ubicar un pensamiento, un sentimiento, un sueño…etc.? ¿Cómo no los podemos ubicar en un lugar físico no existen? (y no vale en el cerebro porque nunca se han ‘visto’).
    Respecto al tema de la energía… nos parece bien, que algo que no se puede expresar materialmente no se le llame “vida”. En el caso de que existiera ese “algo” que se manifiesta en la materia y que trasciende la muerte, lo podríamos llamar “información organizada en un soporte energético no material” para abreviar y entendernos “alma o espíritu”(pero son toda esa carga de prejuicios asociados a esos vocablos, entendámoslos en los términos que proponemos).
    Pero está muy bien la posición en la primera opción… ahora a dar argumentos válidos que lo sustente, nosotros seguiremos de ‘abogados del diablo’, para no dar las cosas tan ‘por sentadas’ en nombre de la ciencia (amén).

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  5. Como subscribo a Víctor, me siento concernido por el comentario crítico que le hacéis; e independientemente de lo que él diga, esto es lo que yo pienso.

    Primera cuestión. Una creencia nunca es, por definición, científica: o es ciencia o es creencia. Lo que define a la creencia es que no ofrece método alguno de ser (falsada) mostrada la posibilidad de su falsedad. Por eso es cuestión de fe. La ciencia, por el contrario, muestra un método (un camino) para que pueda ser mostrada la falsedad de un aserto cualquiera; de ahí que esté permanentemente abierta a refutaciones y nuevas teorías. Así que de “prejuicio” nasti de nouzing.

    Segunda cuestión. Decís que las actuales probaturas “lo único que prueban son los mecanismos fisiológicos, físico-químicos o bio-eléctricos que se dan durante la ‘vida’ o se dejan de manifestar dando paso a la muerte”. Pos claro, reyes del mambo, ¿qué otra cosa es la vida?

    Tercera cuestión. Decís que hay en nuestros días muchos “científicos punteros” que no tienen tan claro esto de la materialidad. Esto lo único que prueba es que los científicos son tan supersticiosos, espiritualistas o creyentes como todos los demás. Véase Isaac Newton, para quien el Universo era el “sensorio” divino y que gustaba más de la alquimia que de la ciencia. Entre los científicos prime-time hay verdaderas lumbreras en decir sandeces cuando se refieren a cuestiones que no atañen a su estricto campo de estudio.

    Cuarta cuestión. Por supuesto, no se debe generalizar (que es lo que estoy haciendo ahora).

    Quinta cuestión. ¿Cómo que no se puede ubicar los pensamientos, sueños y sentimientos? Pues claro que se puede: el neocórtex. Punto.

    Sexta cuestión. ¿… información organizada en un soporte energético no material”. ¿Qué? Os vais a de matar si seguís asín, socios, y a mí me vais a dar un disgusto de muerte matá.

    Epílogo. Una sugerencia amistosa (afecto que me exime, pues, de esa arrogancia implícita en todo consejo). Yo no intentaría argumentar en favor de realidades que trascienden la materia, llámemoslas espirituales, anímicas, energéticas, astrales, sutiles o díganse equis; yo afirmaría sin el menor rubor, caso de ser sujeto de las mismas, la existencia de realidades que se dan a la experiencia individual en la meditación, intuición u hondura mística y cuya única prueba reside en ser receptor o actor de las mismas. No es ciencia, claro..., y qué.

    (Siento haberme extendido tanto. Y muchas gracias por estos acicates.)

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  6. Amigo CrisCrac, estabamos preparando la respuesta de tu anterior entrada, eso de la historia (ortodoxa), la sensatez, la observación de la naturaleza y todo esto que está tan claro... bueno con la segunda entrada tan estructurada, nos obliga a otra contestación estructurada...mañana Jueves meditaremos la "contrargumentación" (toma palabro) no en favor de la segunda... sino que, en la línea de dismitificar la "ciencia" (que no, el método científico) que apoya la primera, "asín" que el Viernes más.

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  7. Bueno pues, vayamos a la primera cuestión. Las tres primeras acepciones de “creencia” en la RAE son:
    1. Firme asentimiento y conformidad con algo.
    2. Completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos.
    3. Religión, doctrina.
    ¿Qué es una teoría científica?, pues precisamente la primera acepción “Firme asentimiento…”, hasta que se demuestra lo contrario (Cambio de paradigma, como decía Khun y la historia ha demostrado infinidad de veces). Cuando cambia el nivel de conocimiento/percepción, cambia la teoría, adaptándose a las nuevas circunstancias, por lo tanto dejan de ser válidas las “verdades (hasta ese momento) científicas ortodoxas”. Veamos cómo funciona (o debería de funcionar) eso que llamamos “ciencia”. En primer lugar OBSERVACIÓN de cualquier fenómeno, después buscar una explicación del mismo (CREENCIA de cómo funciona) creando la teoría, después MODELIZARLO, es decir, simplificarlo para “hincarle el diente” (las formulitas y sus parches) y después, VERIFICAR que lo teorizado y modelado se adapta a la “realidad”.
    Por lo tanto una “creencia” forma parte del método científico, y de hecho es lo que hace que ese edificio avance. Actualmente, se ha alterado el método, y ahora se tienen TEORIAS (creencias basadas en modelos matemáticos) que pronostican fenómenos que después hay que verificar. Por ejemplo la teoría cuántica, la relativista (que dicho sea de paso se contradicen), la teoría de super-cuerdas (multidimensionales), etc...Por lo tanto a nuestro entender, aplicar solamente la tercera acepción de “creencia” a toda “teoría no material” (fuera de la ortodoxia de la mayoría) es un pre-juicio.

    Vamos a la segunda. En esta ya das por sentado que la vida es la materia, (primera acepción de creencia). Que la “vida” necesite manifestarse a través de lo que llamamos “la materia”, no es condición “sinecuanum“de que la vida sea ella misma. De hecho la observación nos muestra, que la materia “viva” (a nivel que sea, celular u organización compleja), es la misma en el milisegundo anterior y posterior al hecho de la muerte.

    Ahora a por la tercera. De lo que dices queremos entender que “o eres materialista” o eres supersticioso, religiosos, etc.…”bueno esto si que parece la “inquisición materialista”. Dejaremos a los científicos cada uno con sus creencias a investigar y sus creencias religiosas.

    Con la cuarta, estamos de acuerdo: no se debe generalizar.

    Quinta. ¡Cáspita! (por si lo ven los niños), no estábamos enterados de que se habían visto los sueños, pensamientos, etc...en el neocórtex ¿Qué han utilizado Tomografía Axial Computerizada, Resonancia Magnética, o Tomografía por Emisión de Positrones?
    Que el neocórtex sea la parte del cerebro que al ser estimulada (física o eléctricamente), haga aparecer en la “conciencia” del “sujeto” recuerdos o sensaciones, no indican que estas estén en el neocórtex, igual que cuando estamos cambiando en el dial de la radio las diferentes emisoras, no quiere decir que estén las emisoras dentro de la radio.

    Sexta… lo que hay que hacer para evitar los pre-juicios asociados a determinadas palabras eh,eh.
    Respecto al epílogo, todavía no intentamos argumentar realidades que transciendan la materia, de momento, argumentamos contra las “creencias materialistas acérrimas”,
    para que se abran a nuevas posibles perspectivas. (Como tú dices, sentimos el habernos extendido y también os damos las gracias por vuestros acicates. Son muy instructivos) .
    Y como colofón final, un haiku de Mario Bennedetti sobre la vida y la muerte:
    Después de todo
    La muerte es solo un síntoma
    De que hubo vida.

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  8. Y dale que dale. Hay, ay, que ver la perra que habéis cogido que os va a coger (en un sentido no argentino) un brutal paralís en las guedejas mucilaginosas del epigastrio y os vais a de matá.

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  9. Vaya que sí, ¿realmente piensas que todos los pensamientos que se vierten (por ejemplo en este blog) son fruto de las reacciones químicas aleatorias de nuestro cerebro? (Aunque los palabros de tu último comentario casi inducen a pensar que sí, :), je,je,je...)

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  10. Pues mi creencia, y digo creencia igual que deben de decir los que crean lo contrario, es que después de la vida hay más vida.
    Me sigo ahorrando lo del cordial saludo, mañana más.

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  11. Nosotros, encontra de lo que los "materialistas creen" (porque como tú bien dices también es una creencia)coincidimos contigo en "creer" que después de la "vida" (en un mundo "material" como la que conocemos), hay una continuación de la existencia, aunque sea con otro tipo de conciencia diferente a la que se manifiesta cuando hay un cuerpo físico-material.

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