domingo, 25 de noviembre de 2012

Reflexión interior


Hasta hace unos años, siempre veíamos (en los medios) la miseria en otros países (y también en algunos barrios cercanos)  y aunque muchos tomaban o tomábamos conciencia de ello, una mayoría lo veían distante y con una sensación anímica de “lejanía”. Como una “ficción”. 

Ahora, por culpa de esta (o gracias a esta según se mire) –crisis sistémica mundial-, el sufrimiento, se ve mucho más de cerca. Lo que facilita,  que mucha gente que antes no tenía conciencia del “sufrimiento de los otros”, ahora, al vivirlo más de cerca, permite esa toma de conciencia del sufrimiento ajeno (siempre  y -de momento-, salvando las distancias con respecto a la miseria límite de muchos países del mal llamado “tercer mundo”, y digo esto porque  solamente hay “un mundo” ).

Cuando un ser humano atenúa su egoísmo, es decir, mira más allá de su “yo quiero, mío, yo necesito…(sin importarle el resto)”, está en disposición de percibir y entender el “sufrimiento ajeno”, facilitando que se manifieste en su corazón, eso que se denomina: “compasión”. Ese fenómeno, puede facilitar el cambio de actitud, para con los que sufren, intentando poner los medios en su mano, para paliar dicho sufrimiento.  Esto no implica que se debe  sentir y ser arrastrado emocionalmente por ese “sufrimiento ajeno”, sino que se debe “comprender” ese sufrimiento para actuar en consecuencia a través de nuestra voluntad y  desde  nuestro comportamiento personal, sin entrar en estados anímicos-emocionales como la tristeza o la  depresión.   

Lamentablemente, muchos tienen (o tenemos) que sufrir directamente, para tomar conciencia del sufrimiento ajeno, y de esa forma,  poder crecer como Ser Humano, o mejor dicho acercarnos un poco, a eso que se llama Hijo del  Hombre.

¿Somos conscientes, que lo que nos muestra el mundo exterior, es un reflejo de nuestro mundo interior? Los conflictos externos son nuestros propios conflictos internos. Si queremos que el mundo cambie, que haya Paz, que sea más justo, etc., solamente tenemos un medio de conseguirlo: empezar a trabajar con nosotros mismos para minimizar nuestro egoísmo. Por supuesto, independientemente de lo que hagan otros. Cuando se alcance esa  “masa humana crítica” tendremos ese “cambio verdadero” (y no el que prometen los políticos).



Imágenes tal y como aparecen en  internet.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Aplicando esa herramienta llamada “razón”.




Nosotros los seres humanos tenemos una herramienta que nos diferencia del resto de animales, tenemos la posibilidad de utilizar el  pensamiento racional (alma racional para algunos). Es decir, podemos utilizar nuestro pensamiento para analizar procesos, proponer hipótesis, desarrollar teorías, buscar soluciones a supuestos problemas, obtener conclusiones, etc. En resumen tenemos la facultad de aprender conscientemente, o lo que es lo mismo “comprender”.

Según apuntábamos en las últimas entradas,  tenemos que tener claro (simplemente guiados por la razón) que todos nuestros conocimientos (y sobre todo los científicos) son una “isla” rodeada por todas partes de lo desconocido, de lo no comprendido. Esa isla de conocimiento va creciendo, poco a poco, pero por mucho que crezca, hay que tener siempre en mente que es una  “pequeña isla” y que lo desconocido que la rodea es inmenso.
Con lo expuesto anteriormente, podemos plantearnos lo siguiente: si solamente utilizamos como referencia lo conocido, “palpable”  y demostrado, y como herramienta la razón ¿Cómo podemos ampliar los límites de “la isla”?.

Solamente a través de nuestra mente creativa y su intuición, podemos “percibir” realidades que están “fuera de la isla”,  y eso es posible (razonablemente), solo si esa “parte nuestra” está también fuera de la isla. Por eso podemos postular hipótesis de trabajo como “campos vitales” (conocidos por algunas enseñanzas como etérico, astral, etc.). Después utilizando nuestra razón,  podemos observar las manifestaciones asociadas a esos “campos”, en nosotros mismos: la vitalidad (lo que da vida), sentimientos y pensamientos.

No es muy difícil poder “ver” como la complejidad “vital” (evolución)  de nuestro universo es creciente, y cómo, por mucho que nos empeñemos en hablar de “casualidad y azar” para sentirnos confortables sin abandonar “ la isla”,  la razón nos invita a profundizar en los desconocido, aunque para ello, nos tengamos que dejar llevar por nuestro aspecto creativo e intuitivo, pero eso sí, después, todo a “pasarlo por la razón” para encontrar esa coherencia del “gran puzle” y eliminar lo no consistente o lo que no se sostiene racionalmente.

Imágenes tal y como aparecen en internet.