domingo, 18 de abril de 2010

Necesidades. ¿Necesidades?



Muchas veces, solemos confundir lo que es una necesidad, con lo que es una apetencia o deseo. ‘Maslow’, hizo una clasificación de “necesidades” (pirámide de Maslow). Esta es la escala jerárquica de “necesidades”:




Veremos, que lo único que realmente es necesario para que nuestro cuerpo físico-material subsista, es la parte correspondiente a la base de la pirámide. Es decir, la parte fisiológica. Que es la que tenemos en común con el reino animal. A saber:



- La necesidad de respirar, beber agua, alimentarse y dormir. - La necesidad de mantener la temperatura corporal y el pH
- La necesidad de descansar y eliminar desechos.
- La necesidad de evitar el dolor
- Las relaciones sexuales.





El resto de la pirámide de Maslow, son “necesidades”, que no pertenecen a lo fisiológico. Por lo tanto, pertenecen al aspecto que (aparentemente), nos diferencia del reino animal, es decir: “El pensar” (esa manifestación del alma-espíritu, actividad psíquica o como se le quiera llamar). Según Maslow, para poder echar de menos las “necesidades” de un nivel, debemos de tener satisfechas las de los niveles inferiores. Pienso, que esto es únicamente verdadero con las necesidades fisiológicas. Mientras se está en crecimiento, se ven, o pueden verse como “necesidades” los estados intermedios de la pirámide. Creo que una vez se consiga el nivel de “autorrealización”, los niveles intermedios entre las necesidades fisiológicas y este último debe dejan de ser necesidades.

Por lo tanto, todas las “necesidades” pertenecientes al nivel del pensar, digamos, que son ‘deseos’. Y como tales, pueden ser utilizadas como objeto de manipulación. Según esto, hasta que se llega al “último nivel”, podemos ser (y de hecho normalmente seremos) manipulados, para que tengamos comportamientos, que quizás no los tendríamos, sino creyéramos que debemos tener cubiertas esas supuestas “necesidades”. En resumen, por nuestros deseos, podemos ser limitados en nuestra libertad.

Por ejemplo, tomemos una de las más básicas: Seguridad física y de salud. Si lo pensamos con detenimiento ¿Qué o quién puede garantizarnos la seguridad física o de salud? Nadie, mejor que nosotros mismos. Nuestro destino es la muerte. Sin embargo, estamos dispuestos a sacrificar parte de nuestra libertad, por esa supuesta “seguridad” que se nos “garantiza” (El ‘cómic’ o la película “V de vendetta” ejemplarizan muy bien este tipo de manipulación).

De igual forma, podríamos intuir que todos y cada uno de los peldaños entre el nivel fisiológico y la autorrealización, pueden convertirse en “posibles trampas manipuladoras”. Por supuesto, el nivel fisiológico, es el nivel que mayor manipulación puede ofertar. Pero éste, no lo tenemos en cuenta, porque sí que es una necesidad (mientras queramos seguir vivos). Por eso podríamos preguntarnos:


¿Realmente son necesarias, todas las “cosas”, que motivan nuestro comportamiento egoísta?


¿No deberían ser el alcanzar los diferentes niveles la consecuencia de nuestros comportamientos en lugar de comportarnos de determinada forma para conseguir el nivel?



Imagen montada por nuestra colaboradora MJ

domingo, 4 de abril de 2010

La proporción áurea.


Detrás de las fuerzas (y movimientos) aparentemente “caóticos” que se observan en la naturaleza (entiéndase por naturaleza el universo físico material en el que estamos inmersos), existen ocultas leyes concretas y específicas, que dan cuenta de estas. El ser humano, como un elemento a través del cual, se manifiesta la “conciencia”, puede a través de la observación de la naturaleza, y solamente a través de ella (de la observación me refiero), ir descubriendo esas leyes que la gobiernan. Lo que le permite ir comprobando que detrás de ese aparente “caos” existe un orden (cosmos) implicado.

Después de la observación. Es necesaria la abstracción. Así poder considerar de forma intelectual las propiedades del “objeto” observado y hacer relaciones lógicas con ellas. Los pitagóricos (500 a C.) cultivaron el concepto de número y establecieron la primera base matemática. “Creían” que detrás de los números estaba la armonía y proporción en la naturaleza. En su símbolo: la estrella pentagonal. Ya se encuentra la proporción áurea. ¿Casualidad o fruto de la observación? Me inclino por lo segundo.

La geometría (medida de la tierra), es una de las herramientas que el ser humano ha elaborado para “entender y cuantificar” esas observaciones. A Euclides (300 a C. quien da nombre a la geometría euclidiana), se le atribuye el primer “estudio formal” de la proporción áurea. La definió como:
“Se dice que una línea recta está dividida en el extremo y su proporcional cuando la línea entera es al segmento mayor como el mayor es al menor."

La representación gráfica y algebraica para un segmento menor = 1, es la siguiente:
De esta relación, se puede obtener una ecuación de segundo grado. Cuya solución positiva es el número “irracional” conocido como: “número” áureo o Φ (Fi=1,6180339…. “infinitos” decimales). ¡Vaya! Infinitos decimales, como con el número π (Pi). Aunque matemáticamente difieren en que Φ (Fi) es solución de una ecuación polinómica y por lo tanto, no es un número ‘trascendente’ como lo es π (Pi). ¡Anda!, es como si Φ (Fi) con esos “infinitos” decimales estuviera indicando el límite de algo ¿frontera dimensional? ¿Apunta pues a una forma de “generador” de cualidad fractal que “crea” los límites entre dos “cosas” (dimensión no entera)?:
“Las cosas de incalculable complejidad se llaman fractales y tienen en común presentar longitudes infinitas dentro de áreas finitas."

Existe una “serie”: 0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55,89,144,… llamada “sucesión de Fibonacci”. En ella, cada término (a partir del tercero) se obtiene sumando los dos anteriores. Esta serie, tiene entre otras, una propiedad muy curiosa. Si dividimos dos términos consecutivos entre sí (el mayor entre el menor). Se obtiene una aproximación al número Φ (Fi), es decir, es una “proporción áurea”. Cuanto mayor sean los números de la serie que se ponen en relación, mayor será la aproximación a Φ (Fi). En el límite (término: n / n-1) cuando n tiende a infinito, el resultado de la división tiende a Φ.
La “proporción áurea” (Φ), se encuentra en muchos fenómenos y elementos de la naturaleza y por supuesto, en muchas obras realizadas por el ser humano (Keops, Partenón, Notre Dame, Gioconda, etc…). En este pequeño extracto documental (perteneciente a un capítulo de: ‘Redes’) podéis ver ejemplos de donde podemos encontrar esa proporción áurea:






Un ‘fractal’, como ente geométrico, tiene generalmente la cualidad de que cada pequeña porción de dicho fractal, puede verse como una réplica a escala reducida del todo. Su estructura básica se repite en diferentes escalas. En muchos casos se puede construir haciendo iteraciones recursivas capaces de producir estructuras autosimilares independientes de la escala. Si utilizamos como generador una figura con la “proporción áurea”, podremos obtener un ‘fractal’ áureo. Para que un objeto sea calificado como “fractal matemático”, necesita cumplir por lo menos una de sus propiedades. El ser definido recursivamente, es una de ellas. Esto de la geometía fractal es apasionante.

Y como regalo final, y dado que la belleza está unida a la “proporción áurea”, echar un vistazo al video de animación 3D de esta página:
http://vimeo.com/9953368

¿Quizás “la proporción áurea” sea el generador en lo físico de la estructura (arquetípica) básica y la géometría “fractal”, rellena y pone límites?

Dedicado a mi amigo CrisCrac.