domingo, 17 de julio de 2011

Observación para “reflexión veraniega”.





El dogma materialista es, la vida y sus funciones superiores: el sentir y el pensar; son fruto exclusivamente de las reacciones bioquímicas de los compuestos que conforman la estructura viviente.


Lógicamente, si todo en el fenómeno “vida”, es fruto de las reacciones bioquímicas de los elementos constitutivos de un ser humano, quiere decir que todos nuestros comportamientos estarán dirigidos por esas reacciones. Entonces, se nos presenta la siguiente paradoja a reflexionar sobre la “voluntad”. Veámosla:





Supongamos que en este momento, miro sobre la mesa y decido coger el bolígrafo que hay sobre ella. Actúo y lo cojo.


Si creemos en el - principio de causalidad- (pilar básico de nuestra ciencia) debe ser “algo”, lo que motive las “reacciones bioquímicas” y la actividad fisiológica necesaria para que se posibilite que se lleve a cabo la acción. De lo contrario, si pensamos que nuestra voluntad es fruto de unas “reacciones bioquímicas”; o se transgrede el principio de causalidad (primero se dan los efectos: quiero coger el bolígrafo, y después las causa hay una reacción química), o si no, toda nuestra voluntad es “aleatoria y dependiente de las reacciones” algo que parece opuesto a la experiencia observada con nuestra propia voluntad.


Por supuesto, si hay un problema en el sistema fisiológico (médula seccionada, brazo paralizado, bioquímica alterada, etc…) aunque tengamos la “voluntad” de hacer el movimiento, no habrá respuesta física. Y al contrario, si te abren el cráneo para acceder al cerebro y te aplican con exquisita finura una estimulación eléctrica en el punto adecuado (definido por el “homúnculo motor”) entre la división del lóbulo frontal y el parietal conocido como córtex motor, también pueden conseguir que cierres la mano sobre el bolígrafo.




Por lo tanto, el que sean necesarios todos los mecanismos bio-electroquímicos y fisiológicos para llevar a cabo una función voluntaria, no deben hacernos inferir, que estos medios son lo que crean nuestra voluntad. Como tampoco inferimos que cuando un coche arranca, es el propio coche el que ha comenzado por sí mismo, una secuencia de arrancarque, pero por supuesto, para hacerlo, debe tener todos los elementos físicos implicados en el arranque en perfectas condiciones.


Entonces, si no parece razonable pensar que una reacción bio-química está detrás de la voluntad, podríamos preguntarnos ¿cómo y desde donde se inicia la cadena de sucesos voluntaria?.


Este razonamiento que hemos empleado para la voluntad, se puede emplear para el “sentir” (“sentir”, desde el punto de vista de sentimiento, no de sentidos)

Imágenes tal y como están en internet. (Uhmm! Nuestra colaboradora gráfica está ocupada).

Para no perder el ritmo 15-M, sugiero ver el documental: “Deudocracia”

http://youtu.be/KX82sXKwaMg

domingo, 3 de julio de 2011

Paralelismos ideales. Experimento para reflexionar.

Imaginemos que en Marte, hubiera una civilización exactamente igual a la de la Tierra a principios del XIX. En plena revolución industrial. Supongamos, que El “Spirit” y el “Opportunity”, los robots móviles que envió la NASA a Marte (que “amartizan” o se posan en Marte en 2004) llegan hasta donde están esos “científicos marcianos”. Estos "artefactos" tienen su sistema de energía autónomo, sus cámaras, sus unidades de control y sus circuitos de comunicación (para enviar imágenes/datos y recibir instrucciones). Desde la Tierra recibe las instrucciones de control y programas(recoger muestras, paro, marcha, giros, etc.… ). Estas instrucciones, dependerán de la información que envían los sensores y cámaras del artefacto (la información desde Tierra-Marte y viceversa, le cuesta llegar unos 5 min. ida y 5 min vuelta más o menos).

Pongámonos ahora, en la piel del “científico marciano”. Este, observa como el vehículo funciona “inteligentemente”: se desplaza, evita obstáculos, saca un brazo, toma muestras. Si lo analiza en detalle, podría sacar muchas conclusiones, la tecnología de su época y su “ciencia”, le permitiría entender los mecanismos que facilitan los movimientos. Quizás no entendería muy bien el sistema eléctrico, aunque podrían detectar corrientes eléctricas (y deducir que lo “anima” la energía eléctrica). No entendería en absoluto los “chips electrónicos”, pero podría deducir fácilmente, que si deteriora el “chip” que controla el giro de la rueda, esta ya no gira automáticamente, si destruye el que permite las comunicaciones, o la antena direccional, ya no funcionaría de esa forma “inteligente” que mostraba.


Podrían sacar muchas conclusiones de la evidencias que observa. Que tiene un sistema de visión (si le rompen la cámara ya no recibe datos visuales), que tiene un cerebro autónomo (el “chip” que controla los movimientos) y tiene otro “chip” (el de comunicaciones) que no entienden muy bien para qué está, porque no afecta al movimiento, pero si lo rompen, ya no muestra esos funciones “inteligentes” (ya no evita obstáculos, ya no funciona coordinadamente, aunque se pueda desplazar).



Teniendo en cuenta su nivel de ciencia, tecnología disponible y los experimentos científicos que podrían llevar a cabo con los “artefactos”, la pregunta es, ¿serían capaces de detectar la inteligencia que se comunicaba con él, y que esta, lo hace mediante información codificada digitalmente y utilizando como vehículo de transporte para dicha información campos electromagnéticos? Si solamente se ciñen a las pruebas objetivas materiales, nunca podrían concluir la vedad. Incluso podrían concluir que es un "engendro" autogenerado por casualidad.


Tendrían que pasar, más de cien años, para que empezaran a conocer la posibilidad de codificar información en campos electromagnéticos. Por supuesto si aplicaran la “navaja de Occam”, dirían que los propios “chips” le daban la inteligencia, que es una teoría más simple, que la de postular campos electromagnéticos con información codificada como medio de transmitir información de una inteligencia externa.


¿Qué es más razonable, pensar que estamos al nivel tecnológico de los científicos “marcianos” con respecto a la vida, o concluir que la vida es un “exudado” de la materia?



Sin menospreciar la ciencia y la tecnología actual, que es el camino que tiene el hombre para entender, podemos preguntarnos ¿sabemos o creemos que sabemos?


Imágenes tal y como aparecen en internet.