domingo, 24 de octubre de 2010

Forma variada y fondo común

Vivimos en un universo, en el que, lo que percibimos como “vacío” está saturado de “energía”. Se caracteriza por la forma en que se manifiesta esta energía. El nivel de energía más denso, lo que entendemos como materia, es la “sustancia” con la que se da soporte a las “formas”. Si ir más allá (sin adentrarnos en el mundo de las “partículas-subatómicas”), quedándonos en el nivel atómico (uno 100 átomos más o menos estables) son los “elementos” con que se configura (con-figura, figura <>forma) ante nuestro “ojos”(mente) el universo observable.

Un átomo de carbono, es el mismo, esté en un diamante, en el grafito, o en una molécula de citosina (uno de los aminoácidos del ADN). Esto es así, con cualquier átomo (o isótopo). Es decir, esta diferenciación de “forma”, se percibe en un nivel superior. Surge de la combinación y la manera de hacerlo de estos átomos. Esas combinaciones están “dirigidas” por “fuerzas intrínsecas” (micro: electro-magnéticas, nucleares y muy probablemente gravitatorias) y fuerzas externas (macro: presiones, fricciones, electro-magnéticas, gravedad, etc.…). Todo esto da origen a la multitud de sustancias-moleculares y combinaciones de ellas, que generan las formas inertes (sin vida) que conocemos. (las estructuras vitales, las cuales utilizan estas formas inertes, y se rigen además de por las leyes descritas anteriormente, por otras leyes menos conocidas y muy probablemente inter-dimensionales, son mucho más complejas).

La molécula del agua, formada por un átomo de oxigeno (O) y dos de hidrógeno (H) con un ángulo entre ellos de 104 grados aproximadamente, adquiere una forma que recuerda la de un tetraedro (mas bien un fragmento, es decir ½ tetraedro con un vértice polarizado). Su punto triple (temperatura y presión donde hay coexistencia de sus “forma” gaseosa, líquida y sólida) está a 0,01 oC y una presión de 0,006 atm. Es decir, en ciertas condiciones, la misma sustancia molecular, se nos presenta en tres formas o aspectos diferentes simultáneamente: vapor de agua, agua líquida y hielo. El estar en un estado o en el otro, normalmente depende de la vibración molecular, pero vibre como vibre, siempre es la misma sustancia H2O.

Para hacernos una idea, a otros niveles y simplificando (los cambios de fase equivalen a cambios dimensionales), ocurre algo semejante a lo expuesto anteriormente. Hay una sustancia (llamémosla energía) que en función de su vibración se manifiesta de una forma u otra.

A la “forma” de vibración más alta, se le conoce como “sin forma” (espíritu) que equivaldría en el ejemplo del agua, a la fase vapor comentado. A la más baja, se le llama “materia” , en este caso equivaldría al hielo. Y en el nivel intermedio, tendríamos el equivalente a la forma líquida (adaptable, que comienza a posibilitar la forma) a esta se le suele conocer como “nivel astral” o “nivel anímico”.

Como ya dije en el último comentario de la entrada anterior, el método científico utiliza muchas veces la observación de efectos, es decir, puede constatar la existencia de “cosas”, que no pueden detectar directamente, por los fenómenos o efectos que produce. Bien, pues digamos que el ser humano aquí y ahora, es como el agua en su punto triple, se manifiesta en él la “energía” simultáneamente en tres estados o fases. La parte de vapor (espíritu) la podemos percibir por nuestro pensar “vivo” (utilizamos “vivo” como, creativo, nuevo modificable, para diferenciarlo del pensamiento “fijado” y repetitivo). La parte líquida (anímica, alma), la podemos percibir por nuestras “emociones” y sentimientos de apego y desapego, atracción y rechazo. Y la parte física material, el equivalente al hielo, que es la parte, de la que somos más conscientes, es la que podemos percibir por nuestros sentidos físicos.

Simplificando: todo es la misma energía, que en sus diferentes vibraciones-fases, dan lugar a distintas formas, aparentemente independientes, percibidas con diferentes aspectos.

La complejidad de la forma, parece ser información añadida ¿Cómo se añade esta información?
Imagenes tal y como aparecen en internet.










domingo, 3 de octubre de 2010

Dar nombre, no significa conocer.

En la anterior entrada, salió a colación el llamado “síndrome del miembro fantasma”, para explicar, los también llamados “dolores neuropáticos” típicos de las lesiones medulares.

La palabra “síndrome” simplemente hace alusión, a un conjunto de fenómenos que caracterizan una situación. Aplicado a la medicina, es la forma de identificar un conjunto de síntomas característicos de un determinado desorden ("enfermedad"). En principio, esto suele servir para -identificar situaciones- y saber de qué se está hablando. Pero, no suele añadir nada de “conocimiento” sobre las causas del desorden. Sin embargo, cuando se nombra “algo”(conjunto de síntomas llamados en fermedad), tiene un factor psicológico asociado para la mayoría, de forma, que cuando su “enfermedad” tiene un nombre, se quedan tranquilos. Parece como si la cosa se materializara y se supiera perfectamente las causas que lo originan. Nada más lejos de la realidad.

Veamos el “síndrome del miembro fantasma”. Como bien apuntó Anandamida, es el nombre con el que estudian los “dolores neuropáticos” (dicho sea de paso, palabra que tampoco añade nada de conocimiento neuro= relativo a nervio y pathos=malo, enfermedad) o en dolores observados en miembros amputados, pero que se desconoce la causa que los origina.


Se argumenta, que la causa de este síndrome, es que el “cerebro” intenta reorganizar la información que recibe de los nervios seccionados (el cerebro tiene como un plano del cuerpo). De hecho, muchas veces se realizan “simpatectomías regionales” (cortar el/los “nervio/s simpático/s “–que no graciosos- correspondientes a la zona afectada, cerca de la médula espinal).

Si la teoría del sistema nervioso fuese correcta al 100%, el dolor debería de sentirse en el muñón o zona de lesión (zona donde los nervios están seccionados) ¿Porqué el dolor aparece entonces en la zona insensible o donde debería estar el miembro amputado? Es decir, el dolor está proyectado fuera de la supuesta “zona sensible”. Claramente, no puede haber una explicación lógica, por eso la medicina dice que desconoce la “causa” exacta del problema.

Ahora, si incluimos en la teoría un sistema “bio-energético” (ese “plano” del cuerpo que tiene el “cerebro”, pero distribuido espacialmente alrededor de todo el cuerpo) que interacciona con el sistema físico-material a través del sistema nervioso central. Este, no se vería afectado por la amputación (o lesión medular) de nuestro sistema físico-material, al ser un campo de energía “no material” (no material, en el sentido de que es de naturaleza similar, a un campo electromagnético). Si ese “campo de energía” fuese el “lugar” donde se proyectan las sensaciones, estas, seguirían aunque el nervio físico-material estuviera seccionado o dañado y explicaría el fenómeno observado.

Dicho de otra forma, los fenómenos observados en los “síndromes de miembros fantasma”, las anestesias no químicas (acupuntura, noesiología, hipnóticas, etc…) justifican o evidencian ,la existencia de un “campo bio-energético (de proyección)”, relacionado con la “sensación-sensibilidad”, que interactúa con el cuerpo físico-material a través del sistema nervioso central.
Imagen principal de nuestra colaboradora.
Resto de imagenes tal y como aparecen en contraperiodismomatrix.com/?p=227