domingo, 19 de septiembre de 2010

Física, metafísica y la carga de la prueba.

No sé si es una certeza o una leyenda urbana, pero se dice que se llamó metafísica a los libros de Aristóteles que estaban ordenados en una biblioteca más allá de la física, en el estante siguiente. Sea así o no, lo que está claro, es que la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica convencional. Es la parte de la filosofía que estudia los fundamentos de la estructura de la “realidad” (la ontología que estudia al Ser, la teología a Dios)

Kant, en su “crítica a la razón pura”, marcó la diferencia definitiva entre ambas disciplinas. Dijo algo así sobre la metafísica: “una afirmación es metafísica cuando afirma algo que escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano”.
Esta afirmación, (sin haber estudiado filosofía reglada, y a riesgo de decir una tontería), me da la sensación, de que ha sido mal interpretada. La clave de la posible malinterpretación, está en el significado asociado a la palabra “sensiblemente”.

Al decir “sensiblemente” nos limitamos a los sentidos físicos convencionales (vista, oído, olfato, gusto y tacto) que son los que nos hacen interactuar con el mundo físico “externo”. Todos estos sentidos, utilizan el sistema nervioso como “vía” para transmitir la información.


Entonces me pregunto:
¿una sensación-sentimiento se experimenta sensiblemente?, un dolor ¿se experimenta sensiblemente?. Antes de que argumentéis que un dolor se experimenta (sensación-sensible) mediante el sistema nervioso, quiero contaros una anécdota personal.

He tenido un amigo, que quedó tetrapléjico por accidente (una lesión medular a nivel cervical). Después del accidente pasé muchos ratos con él, y en muchos de ellos me comentaba sus experiencias. No tenía ningún tipo de sensibilidad, de hombros hacia abajo. Sin embargo, padecía de “dolores”, sobre todo en las piernas. Los médico les llamaban “dolores neuropáticos”. Le hubieran podido cortar una pierna, que no habría sentido nada (ya digo nervios seccionados a la altura cervical, que imposibilitan que la información local de las pierna llegue al cerebro). Le ponían calmantes (sin efecto alguno por supuesto) ¿cómo es posible que le dolieran las piernas? ¿Dónde sentía el dolor? ¿Esto entraría en lo conocido como “sensible”? ¿Cómo podría demostrar y probar la existencia de su dolor?

Solamente las personas en condiciones similares a la suya, pueden experimentar ese dolor (tuve un tío parapléjico que ya me hablaba de ello).
Esto nos lleva a evidenciar una “objetividad, basada en conjunto de subjetividades similares, imposibles de objetivar externamente”.

Y todo esto nos puede llevar a la siguiente idea. La única posibilidad de probar “algo sensible” experimentado subjetivamente, es invitando a realizar las mismas pautas que llevaron a ello, para poder ver, si se experimentan las mismas sensaciones subjetivas (método científico aplicado a la subjetividad). Negar su existencia sin hacer el experimento no parecería científico ¿no?

Imágenes tal y como aparecen en: www.blogodisea.com/.../ilusiones-opticas/

domingo, 5 de septiembre de 2010

¿El hombre desciende del mono?


Vamos a darle otro golpecito al “establishment” científico actual, no con la intención de irritar, sino para activar la máquina de pensar. La hipótesis comúnmente aceptada, no tienen porque ser la única posible y verdadera.

Primero hagamos unas observaciones ontogénicas (desarrollo del individuo).

En el reino vegetal:
Si observamos el crecimiento de una planta, normalmente hay un pequeño brote central, que más tarde se transforma en una hoja diferenciada, o se divide y de él sale otro brote, el cual se transforma en una hoja diferenciada (según las especies). Bien, lo que suele ser una observación común, es que el brote que marca el crecimiento de la planta, es indiferenciado mientras está en crecimiento. Es muy extraño (hasta ahora nunca lo he observado), que desde una hoja ya crecida y terminada aparezca un brote de crecimiento. Siempre el brote de crecimiento, es independiente de las hojas (o elementos diferenciados) y es el eje o tronco común de donde se separan las hojas para diferenciarse (especializarse).


En el reino animal:
Si observamos (quiero decir, que vemos fotos o dibujos hechos por quienes han observado y estudiado) la “embriogénesis” o crecimiento de un embrión. Siempre empieza con una célula indiferenciada, que se va duplicando (recibiendo diferentes nombres en función de las fases) hasta que comienza la diferenciación celular. En esta fase, se denomina embrión , y en ella, ya se puede apreciar, donde estará la cabeza, la espina dorsal, etc… ( en vertebrados claro)

Primera observación: prácticamente la comparación de embriones dentro de cada grupo, revela semejanzas notables. Casi no se aprecia diferencia alguna morfológica, entre un pez y un ser humano en los primeros estadios embrionarios (periodos temporales aparte).Ver figura adjunta.
Segunda observación: Cuando la diferenciación ha llegado a su nivel máximo, ya no hay posibilidad de modificación (excepto la células indiferenciadas o “madre”). Como en el caso del reino vegetal, solamente mientras no hay diferenciación (especialización celular y anatómica), son posibles los cambios (células madre). El único cambio posible de la parte especializada, es el envejecimiento, enquilosamiento y desaparición (muerte).

Ahora unas observaciones filogénicas (evolución de las especies).

Observemos por ejemplo la evolución de los dedos de la pata equina (aparentemente muy bien estudiada por el registro fósil). Desde el Hyracotherium (Eohippus del Eoceno 55 millones de años) al equinus actual. Curiosamente conforme evoluciona y se adapta al medio pierde dedos.

Los dedos de los ancestros de las aves (reptiles theropodos pasando por el Archaeopteryx) conforme evoluciona y se adapta al medio, se transforman en las alas. Los cetáceos sus ancestros eran terrestres y su dedos se han ido adaptando al medio transformándose en aletas.

Observación: Los dedos originales, se han ido adaptando al medio formando miembros especializados.
Por último, observemos el aspecto del cráneo de un chimpancé recién nacido (o un orangután). Podemos observar que el del bebe orangután es mucho más parecido al cráneo humano, que el de un simio adulo.
Analizando todos estos detalles, parece que se no invita a deducir, que la posibilidad de evolución está en lo indiferenciado y maleable. Que lo rígido y esclerotizado son elementos de paso que quedan atrás.

En el “patrón” humano (hoy por hoy), un núcleo central con cinco apéndices a saber: cabeza, dos brazos y dos piernas, que se repite de forma cuasi fractal en los cinco dedos (apéndices) de las manos y pies. Parece ser el patrón central en evolución (sin apenas diferenciación). Los demás animales, son separaciones por especialización y adaptación al medio (prototipos evolutivos), que se van quedando atrás esclerotizándose y desprendiéndose de ese patrón en evolución. El hombre, ha ido supliendo la adaptación al medio del cuerpo físico por la evolución de su cerebro, soporte físico de la “mente. Parece que es la punta “tierna de crecimiento” evolutiva. Está por lo tanto en nosotros el eje evolutivo “punta del tronco del abeto, y los otros animales, son las ramas del paso evolutivo que van quedando atrás”. Por lo tanto podríamos decir, que el “mono es un "decendiende" (paso evolutivo) del hombre”.
Fuente imágenes de embriones: alejandrofatouh.blogspot.com
Evolución equina tal como aparece en: www.taringa.net/posts/mascotas/5799818/Caball...