domingo, 14 de octubre de 2012

Las trampas mentales (II)


Quisiera aclarar antes de todo, que desde mi punto de vista, asumo que cualquier “entidad” junto con el entorno (y a todos los niveles) están interconectadas  (unidad holística). Por lo tanto, cualquier análisis (separación en partes) con el objetivo de comprender intelectualmente, ya implica un error de base.

Dicho esto, en la anterior entrada mostrábamos típicos  errores de la “mente intelectual”, correspondiente al  hemisferio cerebral izquierdo.  Nuestro hemisferio cerebral derecho proporciona el soporte físico-material  a nuestra percepción “intuitiva, y emocional”. Ambos hemisferios están interconectados por el “cuerpo calloso permitiendo la interacción de los dos aspectos que forman la unidad (ver detalles  en la entrada del 10 de Junio de 2012 “Tiempo y eternidad”).
Esta dualidad manifiesta en el ser humano, para interconectar dos “niveles diferentes” (nivel psíquico-emocional-espiritual y físico material)  posibilita la evolución de “nuestro” Ser,  y  al mismo tiempo también es fuente de errores

¿Cómo intentar atenuar los errores?

El aspecto “racional-intelectual” (asociado al cerebro izquierdo) exige la utilización de un análisis secuencial para conectar causas y efectos, y debe ser muy riguroso en la observación para establecer dichas relaciones (para evitar los errores típicos expuestos en la entrada pasada).

El aspecto “intuitivo-emocional” (asociado al cerebro derecho), exige una disciplina específica: especial observación-atención, no juicio ni análisis, meditación (silencio, quietud), etc. Con el objetivo de que la “Conciencia del Ser” se manifieste en este plano físico-material.
 
La “cosa evolutiva” se apoya en el aspecto “intuitivo-emocional” (según indican muchas enseñanzas)  y funciona cuando “facilitamos” que la parte intuitiva traiga “ideas (nuevas)” y las aceptamos tal y como son, nos guste o no (más tarde intentamos analizarlas-racionalizarlas, “si es posible”, utilizando nuestro intelecto).
 Cuando un aspecto interfiere en el otro sin que  tomemos conciencia de ello, es cuando se posibilitan los errores, es decir, los errores se dan cuando ante una “intuición/emoción” buscamos relaciones causales y emitimos juicios intelectualizados, o cuando ante el análisis secuencial de una observación buscando la causa-efecto, en lugar de seguir una rigurosa secuencia, nos dejamos influir por pseudointuiciones (trampas mentales)  para llegar fácilmente a conclusiones.

¿Cómo solemos actuar ante lo inesperado?  

Con nuestro aspecto “intelectual”, generalmente para intentar mantener nuestro equilibrio teórico,  solemos tener tres posibles actitudes:
a) deformar la experiencia para encajarla en “lo conocido” (lo que vimos en la parte I)
b) no tenerlo en cuenta directamente, o no aceptar la observación, o en algunos casos,  considerarla “excepción no explicada” y la obviamos, saliendo del paso quedándonos en el confortable “conocido y explicado”.      
c) Intentar aceptar eso “inesperado” y poner en “tela de juicio” nuestras teorías (esta opción es la más difícil de llevar a cabo)


Sin embargo nuestro aspecto “intuitivo-emocional”,  simplemente acepta la percepción y actúa en consecuencia  sin entrar en análisis de la situación (fenómeno automático y normalmente sin conciencia) muy útil  cuando la situación es de peligro. Sin embargo esto quedará en el inconsciente, a menos que una vez pasado,  utilicemos nuestra mente racional y nuestra capacidad de observación de los fenómenos para poder intentar “entenderlo”

La clave, pienso que es intentar estar atentos a todas nuestras experiencias y observaciones para poner dentro de la luz de conciencia todas y cada una de ellas (la meditación es un entrenamiento), o lo que es lo mismo en palabras de Eckhart Tolle: vivir en el ahora, que es realmente lo único que existe. 

Imagen principal recuperada de mi colaboradora MJ (en su memoria)
resto, tal y como aparecen en internet