domingo, 21 de noviembre de 2010

Uno y trino. La clave observable.



Como comentábamos en el “post” anterior, en un ser humano coinciden tres aspectos diferentes de la “energía” manifiesta en la misma localización espacio-temporal. Con la misma convicción que se puede decir objetivamente, que un rostro humano normal, siempre tiene dos ojos, una nariz y una boca, podemos (por supuesto subjetivamente, aunque objetivable a través de la puesta en común de todas las subjetividades) decir que se pueden percibir tres aspectos diferentes de nuestra manifestación (energética) en el mundo físico material: el aspecto físico (nuestros sentidos “materiales” ), el aspecto anímico (nuestros sentimientos) y el aspecto “mental” (nuestros pensamientos).

Si tomamos conciencia del funcionamiento de esa unicidad y triple manifestación, podremos observar que un pensamiento, suele ser el que genera un estado anímico (sentimiento) particular, y esto nos puede llevar a un actuar (a voluntad) en lo físico-material. Por ejemplo: el pensamiento de conocer “algo”, nos crea un sentimiento de “satisfacción” por ese conocimiento, y nos motiva a actuar para conseguir ese conocimiento. Lo que suele ocurrir, es que no tomamos consciencia de esto, por lo que se lleva acabo de forma inconsciente.

Por supuesto somos un sistema realimentado y funciona en sentido contrario: “algo” en lo físico nos puede crear un sentimiento (apetencia-rechazo) que puede modelar nuestro pensamiento. Esto, en su forma correcta, es lo que nos posibilita tener experiencias y ampliar nuestros conocimientos (conciencia). Sin embargo, cabe la posibilidad de un “cortocircuito” anímico, creándose un pseudo-pensamiento de “enganche” directo entre sentimiento placer-displacer/acción (las adicciones). Esta aspecto, fue investigado ampliamente en lo animales por el fisiólogo “Pavlov” (los animales solamente manifiestan sus aspectos físico y anímico en la misma localización espacio-temporal). Esto nos puede llevar a concluir, que cuando un ser humano empieza a manifestar ese “cortocircuito anímico”, son los pseudo-pensamientos los que “camuflan su pensar vivo” y lo pueden “animalizar” (en el sentido de hacerle perder la libertad, que su pensar vivo le posibilita).

Cuando nuestro pensamiento, coincide con nuestro sentimiento y nuestro actuar, tenderemos al equilibrio dinámico (entendido como salud). Cuando no coinciden pensamiento, sentimiento y actuar, o cuando nuestros pseudo-pensamientos (filtros subconscientes) “apantallen” nuestro pensar, tenderemos al desequilibrio (entendido como enfermedad).
Es condición necesaria (aunque para nuestro nivel de conciencia aun no es suficiente) el tener en sincronía nuestros tres aspectos “vitales”, para estar en ese estado de equilibrio dinámico denominado salud.

Naturalmente tendemos a ese equilibrio, pero ciertos condicionamientos nos suelen sacar de él. Si no se consigue ese equilibrio conscientemente, se buscará inconscientemente a través de la enfermedad (por supuesto todo esto excluye los traumas o envenenamientos).
Imagenes tal y como están en internet.