domingo, 23 de octubre de 2011

Nuestra propia realidad



Todas las creencias, contienen su propio sistema lógico y de evidencias para perpetuarse. Tienen su racionalidad, su relativa verdad y su propia perspectiva a la hora de observar el mundo. Por ejemplo, si alguien considera (porque le han enseñado) que “la propiedad privada” merece defenderse hasta matar por ella, no sentirá ningún tipo de “cargo de conciencia” si mata a otra persona por defender lo que considera suyo. Es decir, mediante el pensamiento y basándose en una creencia (aprendida), ha “tejido” su propia y lícita forma de actuar. También, cuando observamos cualquier objeto “de refilón” (porque ha sido algo rápido, o lejos) o sin mucho detalle, nuestra mente “cree” ver algo, y busca rápidamente entre los “elementos” conocidos para identificarlo. Un nativo cuando ve un avión (objeto que no conoce) lo asociará a un elemento conocido para él. Un pájaro. Esto será así, hasta que tenga la oportunidad de analizar el “objeto” en detalle y considerarlo, como algo nuevo para clasificar.



Del comportamiento observado anterior, podemos deducir, que cada uno solamente puede ver, y crear en su vida, aquello en lo que cree. Por lo tanto, si queremos saber porque actuamos como actuamos, parece necesario poner bajo observación, cual es el origen de nuestras propias creencias. Es decir, en que nos basamos (y como hemos aprendido) para creer lo que creemos. Esto conlleva un gran esfuerzo, porque implica muchas veces abandonar una posición firme en la que creíamos, nos servía de apoyo, y nos sentíamos cómodos en ella. Y esto suele ser, porque al poner en tela de juicio nuestras propias creencias, podemos llegar a constatar, que muchas creencias aprendidas eran prejuicios educacionales, o simplemente creencias de terceros , y que además, nuevas evidencias y nuevos conocimientos, ya las hacen lógicamente insostenibles. Esto puede crear un “angustia asociada”, una crisis existencial, hasta que volvamos a tener otra creencia, más acorde desde el punto de vista lógico y racional, con la nueva información que hemos obtenido, al utilizar nuestras propias herramientas intelectuales y contemplativas (en este caso, la información accede a nuestro interior, no como lo hizo cuando éramos niños). Esa será nuestra propia realidad en este momento.


Que sea más cómodo quedarnos con nuestra realidad aprendida sin filtrar por nuestra conciencia, y basada en una firme creencia, no quiere decir, que estemos en posesión de la verdad.

Teniendo en cuenta esta reflexión, podemos observar nuestro alrededor y meditar unas preguntas: todas esta diversidad natural (leyes descubiertas incluidas) y complejidad creciente (de la información estructurada) en oposición a la segunda ley de la termodinámica ¿puede ser exclusivamente fruto de eso que llamamos azar? ¿El azar como respuesta, nos satisface realmente, o simplemente deja una base cómoda a unos, como el concepto de un “Dios”, externo creador y responsable de todo suceso deja una base cómoda a otros?



Imagenes tal y como aparecen en internet