domingo, 18 de septiembre de 2011

La meditación. ¿Por qué, cómo y para qué? (III).





La tercera pregunta ¿para qué? parece tener una respuesta general, y otra que puede depender de nosotros, es decir, de nuestras propias creencias.



La parte general, independientemente de la posición metafísica tomada, sea esta “materialista” (todo fenómeno brota única y exclusivamente de la materia) o creer que somos algo más que materia es decir, tenemos aspectos multidimensionales (llamemos a esta opción “espiritualista”, en contraposición a “materialista”) tiene que ver con lo ya apuntado, con respecto a la sobre-estimulación sensorial, el “parloteo” mental y el estrés continuo, típico de nuestro entorno actual. Por lo tanto, por medio de la meditación que hemos comentado, podemos “relajar la mente” de ese estrés continuo. Por supuesto, no es necesario ningún conocimiento intelectual especial. Se pueden experimentar los resultados empíricamente practicándola, pero para los más inquisitivos, también se pueden explicar sin problemas desde un punto fisiológico (más materialista e intelectual):



Durante la fase de estrés positivo (necesario para nuestra supervivencia y actividad) hay un torrente de químicos (hormonas) en nuestro organismo, que facilitan nuestra actuación, adrenalina y noradrenalina (vehículos químicos del interés y sensación de vitalidad), dopamina (vehículo químico del enfoque y eliminación de distracción), serotonina (vehículo químico que facilita el estado de ánimo: confianza). Pero si se mantiene más de hora y medio este estado, sin posibilidad de “relajación física y mental”, comienza el estrés negativo o distrés. Desaparece la adrenalina, noradrenalina, dopamina y serotonina de nuestro torrente sanguíneo y se llena de cortisol (en respuesta a la sensación de agotamiento), comienza la irritación, la pérdida de concentración y facilita las emociones negativas. Estas sensaciones del “distrés” continuadas, no solamente aparecen cuando no nos recuperamos de una situación de estrés, también aparecen cuando somos incapaces de afrontar desafíos, o ante situaciones de incertidumbres (1). Esta actitud continuada, ya está demostrado, que puede llevar a desequilibrios físicos (somatizar enfermedades) más o menos graves, problemas cardiovasculares, intestinales, ansiedad, depresión, etc.… en función, de las características personales del propio sujeto. Esto lo investigan las disciplinas psicosomatología, la psiconeuroinmunología entre otras.


La meditación puede ser una herramienta, con la que podemos re-equilibrar nuestro sistema hormonal, y además (y en mi caso concretamente lo he comprobado), también se mejora nuestra capacidad de respuesta y actitud, frente a desafíos e incertidumbres, haciendo que estas, no desaten el mecanismo automático de distrés.


Solamente por lo anteriormente expuesto, ya parece interesante el plantearse el tema de la meditación.


Para los “espiritualistas” (entiéndase no materialistas) y los “materialistas” que quieran experimentar (apartando sus prejuicios), la meditación, puede ser otro camino de “investigación” paralela a la científica clásica. En este caso, el objeto de investigación somos nosotros mismos y nuestras experiencias interiores. A través de estas técnicas, se pueden llegar a “sensaciones” o “pre-sentimientos” de certezas, que más tarde pueden ser razonadas lógicamente.


No describo ninguna sensación, ni experiencia para no “condicionar” respuestas y crear perspectivas. Pero puedo afirmar, que he compartido experiencias subjetivas con personas que han meditado, y hemos podido objetivar sensaciones y experiencias similares.


En la próxima entrada, podemos profundizar un poco más en estos aspectos, si ya han habido experiencias que queráis compartir. Incluso comentar otras técnicas de meditación contemplativa.

(1) Fuente: “Vivir es un asunto urgente” del Dr. Mario Alonso Puig
Imagen principal de nuestra colaboradora.
Imagen tal y como aparece en:
(http://4grandesverdades.wordpress.com/2011/03/08/la-meditacion-y-los-negocios/)

7 comentarios:

  1. Creo que una de las primeras sensaciones que se obtienen con la práctica de la meditación, CrisC la definió en una entrada anterior de forma magistral: "El flujo nervioso es continuo y la meditación parece introducir en ese flujo un cierto descanso, al tiempo que no deja de haber una contemplación de todo ello. No es paradójico. Y mucho menos contradictorio."
    Cuando eres capaz de contemplar a tu mente en reposo, te asalta una conclusión y una pregunta obvia: Si estoy contemplando a mi mente en reposo y no hay ningún pensamiento, ¿entonces quien es el observador? ¿soy el observador y lo observado? ¿quién (o qué) soy yo? En fin, las eternas preguntas a las que cada cual dará respuesta según su creencia.

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  2. Me he pasado la semana luchando contra mis propias resistencias. Al final, lo conseguí durante un par de días, con mi método de la llama de la vela.
    Yo noto los efectos a nivel físico, es como si me expandiera. Y me encuentro más receptiva a todo lo que me rodea. Ahora sólo me falta convertirlo en un hábito y lograr,por tanto, asiduidad.

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  3. Anandamida, si has conseguido frenar el flujo de “pensamientos”, y quedar en ese estado de consciencia sin pensar, ¡ya está! Ese es el objetivo inicial. Las preguntas que planteas, ya perteneces a la mente discursiva. Pero puede ser muy interesante el plantearnoslas, y hacernos conscientes de ellas.

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  4. Efectivamente Elena P.G., ahora solamente falta crear el hábito (que será un regalo, que nos haremos a nosotros mismos). Respecto a esa experiencia de expansión, hay muchos que la experimentan. Algunos lo relatan como tú, “una expansión”. Otros como un “liquido” fluyendo poco a poco alrededor (se experimenta con más intensidad en la cabeza-cara). Son formas diferentes de expresar una sensación de percepción, del nuestros propios cuerpos energéticos.

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  5. a ver esas interesantes subjetivas que son susceptibles de objetivación: gracias por anticipado al relato

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  6. experiencias subjetivas, quería decir

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  7. Amigo Crisc, hay multitud de experiencias subjetivas, comparables objetivamente (casi todo lo anímico es así), por supuesto, con las limitaciones implícitas a nuestra forma de comunicación, entre ellas, la dificultad de expresar en palabras los sentimientos anímicos y percepciones no materiales). Podemos comparar por ejemplo, que tras una buena meditación de 15 minutos, después de estar realmente agotado, encontrarte como si hubieras dormido 8 horas. También la de tener esa sensación descrita por Anandamida (que realmente es clave) , o la de Elena P.G., que yo también he tenido, así como muchas personas que han practicado este tipo de meditación, me han contado dicha experiencia, o similar. Las percepciones visuales (que hemos pretendido representar en las entradas I y II, pero con movimiento rotatorio). Sensaciones de “paz interior” que no se pueden expresar con palabras (durante y después de la meditación). Sensación de “conocimiento importante” que se desvanece, cuando vuelves a la conciencia llamada “de vigilia”. Respuestas intuitivas y claras a planteamientos que preocupan en estado de vigilia. Percepciones o sensaciones (como un hormigueo) en las zonas que en las filosofías orientales se le denominan “chakras”.

    Pero ya digo, no hay que ir con ninguna intención de notar, nada de nada, simplemente hay que ponerse, “soltando”, y esperar que se detenga el flujo de pensamientos, y lo que venga, pues muy bien. ¡Hay que evitar el pensamiento analítico propio de la vigilia! ¡Simplemente dejarse llevar por el Ser!

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