domingo, 2 de marzo de 2014

Tú, también morirás.





 Algo básico, algo que todos deberíamos tener claro. Un paso ineludible cuando ya se ha dado el nacimiento, y sin embargo, evitamos ser conscientes de ello, como si fuéramos eternos (que en el fondo lo somos), ni lo queremos aceptar  (ni para nosotros ni para nuestro seres queridos)  y esta sociedad nuestra ‘consciente de ello’, nos invita,  a apartarla de nuestra ‘vista’. Introduciendola en el saco psicológico de:  ‘no lo veo, no existe’.
 Pero esta actitud, lleva indefectiblemente al sufrimiento, cuando tarde o temprano te tienes que enfrentas con ella (tú o tus seres queridos).

La muerte, como cara opuesta al nacimiento forma parte del juego. Si la tenemos en cuenta,  sabemos que en cualquier momento,  puede ser el momento,  y que ese momento es completamente impredecible.

Cuando nacemos,  es decir, cuando ‘la vida’ se manifiesta como forma,  se activa el contador de tiempo. Si aplicamos la lógica (creamos lo que creamos), este pensamiento  nos debería de llevar a asignarle  el máximo valor a nuestro tiempo. De hecho, es lo único de lo  que realmente disponemos.  Sin embargo ¿Cuántas veces malgastamos nuestro tiempo? ¿Cuántas veces diferimos acciones al futuro, o nos intentan diferir cosas en el futuro? algo que ni existe ni tenemos la certeza de que existirá para nosotros)

Si tomamos verdadera conciencia de esto, la forma de actuar nuestra, debería lógicamente  de cambiar completamente. Si fuésemos razonablemente consecuentes, deberíamos aprovechar cada segundo de nuestra vida, realizando exactamente lo que ‘tenemos’ que hacer, lo que nos toca hacer, lo que nuestro interior nos indica. No desplaces hacia el futuro lo que puedas hacer ahora. Nunca sabes cuándo se acabará la cuenta.

Para facilitar la jugada, a los que a pesar de la evidencias piensan que la muerte es el fin, argumentando que  nadie ha vuelto (por lo menos de  forma material)y  siendo consecuentes con la lógica, diríamos que,  lo que hay más allá de la muerte es desconocido, por lo tanto  todo es “creencia”. 
Entonces, por el mismo precio, ofrezco que cambien su ‘pensamiento’ a  uno del “gana-gana”. Es decir, que piensen (como para mí, es prácticamente una certeza)  que la vida es continua, que la muerte simplemente es un cambio en la manifestación de la conciencia. Entonces,no la verán como un final, sino simplemente como un paso más, similar, salvando las distancias, al paso entre la vigilia y el sueño.  Si llegado el momento es así, pues habrán  acertado y se habrán  ahorrado el temor a la perdida de la existencia. Si no es así, también habrán ganado,  porque no habría conciencia de ello.

Imágenes tal y como aparecen en Internet.

9 comentarios:

  1. Morir para dejar de existir no puede tener sentido.
    En comparación con la eternidad nuestro paso por este mundo material, una vida sería como fracciones de segundo de existencia.
    Algo de mayor relevancia debe de estar reservado para cada uno de nosotros luego de morir.
    Morir puede ser tantas cosas; cambio de plano, de mundo, de dimensión,
    de cuerpo etc.
    ¿A qué vinimos entonces a esta dimensión?
    Digamos que cada uno de nosotros somos un fractal de un ser superior.
    Seres espirituales que vinimos a experimentar lo que es ser materia y por lo tanto existíamos antes de esta vida. Somos gotas de un inmenso océano.
    Finalizo haciendome las siguientes preguntas.
    ¿Da lo mismo ser "bueno" o ser " malo"? ¿Una vida acaudalada o una vida modesta? ¿Una vida con sufrimientos o una vida llena de placeres?
    ¿Ser alguien famoso o una persona común?
    ¿Una persona moral o una persona de conducta amoral?
    A fin de cuentas ¿qué es lo que cuenta?
    ¿Cuál debe de ser la importancia de haber nacido?

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    1. Buen razonamiento Boricua (además viendo la economía que se gasta la Naturaleza, es directo).

      Podríamos intuir que somos al 'todo' como un célula al cuerpo. ¿no estaremos aquí para que el 'Todo' evolucione en información es decir, en conciencia?.

      Respecto a "bueno y malo". Lo que llamamos "malo", es una forma de 'complicar' el proceso, como cuando una célula deja de hacer su función y por lo tanto entorpece el 'sistema', pero a su vez es "necesario" para experimentar el proceso de decadencia.
      ¿Qué es lo que cuenta?... Creo que lo que tú, en tu 'libertad' decidas que cuente.

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  2. No lo veo y, por ello, será o no.

    Existe el dolor, eso lo comparto con los budistas (no mucho más); la Muerte no (eso lo comparto con los epicúreos). Mi muerte es un factum probable (esto lo comparto conmigo).

    Con todo ello y algunas cosas más compongo un mix nietzscheano (pese a Platón), hedonista (pese a Nietzsche) y muy moderadamenta altruista (pese a mí mismo). Lo dicho, un mix.

    Con el tiempo, que con toda la relatividad que se quiera, hay que contender: ni dejarlo fluir “temporrágicamente”, ni tampoco empeñarse en el sorberle el seso a cada uno de sus minutos. Piano, piano…

    Un compromiso entre el fruir el día y proyectar el futuro es cosa necesaria. De lo que hay más allá, nada puede decirse. Y ninguna creencia se adquiere como un bien de mercado.

    Y si alguien vuelve, favor, que dé el queo.

    Memento mori.

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  3. Por lo que sabemos parece que de lo que hay más allá es muy bueno o nadie ha podido escaparse, ya que no conocemos a alguien que haya regresado del lado de allá y nos cuente de sus aventuras vividas.

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  4. Boricua, para hablar de "vueltas del más allá", no ECM ( experiencia cercana a la muerte) se suele partir de un prejuicio materialista: "que se tiene que volver con el mismo cuerpo".
    Cuando el "cuerpo físico material" ya no existe, la vuelta ( o mejor dicho el acercamiento) se tiene que llevar a cabo en otro "plano dimensional". Sobre estas interacciones hay múltiples experiencias descritas en multitud de bibliografía (si no hay experiencia directa, con que alguna de las descritas provenga de personas que para nosotros sea más o menos respetados es suficiente).
    Todo esto sin traer a colación la "reencarnación", en la que se utiliza un vehículo físico diferente.
    ;-)

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  5. Primero, decirte que me alegra que hayas vuelto a escribir: te hacía alejado del mundo-blog.
    Segundo, que estoy completamente de acuerdo en todo lo que dices aquí: solo existe la muerte del cuerpo físico (o vestido) que tenemos ahora. Somos seres eternos. A pesar de eso, reconozco que a veces pospongo cosas pensando en un mañana que tal vez no llegue. Por suerte, la enfermedad me recuerda a diario que apremie, que viva ahora.
    Gracias por el post (en otro momento leo el anterior).
    Abrazos

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    1. Vuelvo aunque sea una vez al mes... me obligo. Pero estoy en una época, digamos curiosa.
      Abrazos

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