domingo, 10 de marzo de 2013

El recorrido (I) (de la observación)






Dijo J.W Goethe: “La creencia no es el principio, sino el fin de todo conocimiento”.  El poeta, dramaturgo, filósofo,… y  ‘científico observador’ Goethe,  llegó a esta conclusión,  después de una exhaustiva observación de la naturaleza. Efectivamente, esa observación científica le lleva al conocimiento y este, indefectiblemente a admirar la “inteligencia” que descubre detrás de la naturaleza, lo cual, como inducción lógica final,  le lleva a la “creencia”.

Albert Einstein acuño la frase: “el azar no existe. Dios no juega a los dados”, esta frase la utilizó  para demostrar su inconformidad con la mecánica cuántica. No era religioso, y criticaba las religiones, pero era “deísta” como demuestran muchas de sus proposiciones, es decir, toda su ciencia le llevó a creer en “algo” y a “constatar” (para él mismo) que detrás de todo fenómeno hay unas leyes físicas que lo rigen. Por eso, consideraba que la mecánica cuántica que se limita a trabajar con la “incertidumbre” y cuya  única posibilidad de pronosticar algo en el mundo cuántico, es utilizar “todas las posibles” soluciones que puede manifestar cualquier evento y ver su probabilidad,  no lo consideraba como física, o dicho de otra forma, la física no se puede manejar con el azar.

Lo que estaban diciendo, es que existe una creencia máxima en el mundo científico que ha permitido el desarrollo de la ciencia: “detrás de todo fenómeno existen leyes que lo rigen” y hay una ley base: La ley de causa-efecto o principio causal. Toda causa produce un efecto, y todo efecto es debido a una causa.
Si esto no fuera así, o todo era obra del “capricho de los dioses”, o es algo caótico e impredecible. Dicho en palabras modernas, lo desconocido  es fruto del “azar y la casualidad”. Cuando desconocemos la ley, y decimos  que todo es fruto del azar (aunque hayamos “modelado” matemáticamente el azar) es equivalente a decir, (como decían en la antigüedad) “todo es el capricho de los dioses”.  Invocar el azar o la casualidad,  ¿no será una forma de apartar la atención de la búsqueda de la ley que rige el fenómeno? ¿La razón no será quizás, que esté fuera de nuestra isla de conocimiento?

En resumen: Primero observación y después observación. Luego buscar la ley que hay detrás  de lo observado.
 Ahora la ciencia física ha llegado a unos límites (que no tiene la matemática). Quizás es la hora de dar un paso más, dejarnos llevar por las indicaciones de los “iniciados” (obtenidas en estado de conciencia diferente al pensar cotidiano), admitir sus instrucciones como “hipótesis” de trabajo (apertura de mente, o mente si prejuicio) e investigar con la observación (y la matemática con modelizaciones mientras sea posible) y con el pensamiento racional para observar  la “lógica” que se puede encontrar detrás de sus indicaciones.

Podríamos empezar con La trascendencia … para la próxima entrada.

Imágenes tal y como aparecen en internet

6 comentarios:

  1. Personalmente estoy de acuerdo con este planteamiento. Creo recordar que esto ya lo hemos visto en este mismo blog, aunque de otros modos y en otras pertinentes entradas. Invocar al azar, a la casualidad, a la reducción al absurdo, o a las fórmulas matemáticas de resultado igual a infinito, es siempre lo mismo: reconocer (eso sí, de forma "científica") que no tenemos ni zorra idea de qué causa hay detrás de determinado fenómeno (o efecto). Pero el no conocer una causa no invalida su existencia, y ello nos hace invertir la secuencia lógica causa, luego efecto.
    Alguien me dijo una vez: me hace gracia cómo la ciencia utiliza "el efecto placebo" para justificar y desprestigiar algunos resultados obtenidos con la meditación (y otros estados alterados de conciencia), como si tal efecto, el placebo, fuera en realidad una causa.

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  2. Tienes razón Anandamida, esto ya lo hemos tratado desde otros ángulos en este mismo blog.
    La intención es crear una “recorrido” lógico, para argumentar “posibilidades” que normalmente se desacreditan directamente, basándose en prejuicios “científicos” entendidos como verdades inapelables (cuando también son “posibilidades teóricas”).

    Por ello, he pensado quehay que volver hacer hincapié en tomar conciencia, de la diferencia que hay entre lo que creemos que sabemos y lo que realmente sabemos (que es bien poco).

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  3. Como tantas otras sentencias, ésa de Goethe es ingeniosa, pero demasiado sentenciosa. Hay creencias peligrosas, otras son preludio de la ciencia, otras la acompañan y otras la cuestionan. De todo en la viña del Señor.

    Parece que a don Albert le costó asumir las consecuencias de sus ecuaciones. El quite de Hawking me gusta más: dios juega a los dados, y hace trampa (esto es mío).

    Lo de la causa-efecto es tan de sentido común que, dadas las muchas trabas que éste le puso a la ciencia, me hace desconfiar. Y a don Hume.

    Me gusta eso de los dioses caprichosos, es muy griego, aunque los griegos no hablaban tanto de ese capricho cuanto de lo bien que se lo pasaban con las desdichas humanas.

    Leyes de la naturaleza y Azar ni son contrapuestos ni son incompatibles. Lo desconocido puede ser porque responde a algo aleatorio o porque, sin más, se desconoce la ley que lo rige.

    Lo paradójico de todo esto es que sí hay algo que no es azaroso es el Azar mismo.

    Eso de los “iniciados” cuyo “estado de conciencia diferente”…, socio, ¿estás seguro de estar en los límites estrictos de la legalidad vigente?

    Preocupaíto me tienes.


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  4. Efectivamente el azar no es “azaroso”, lo aleatorio no existe (ni te imaginas lo difícil que es crear un “numero aleatorio”. En informática: la famosa función “randomize”, es pseudoaleatoria, porque es imposible crear algo completamente aleatorio. Siempre hay un algoritmo detrás). Simplemente no vemos la “ley” (o leyes) que se esconden detrás ( o estas son muy complejas).
    Por lo tanto no es paradójico, es muy lógico, simplemente estamos ante nuestra limitación mental.

    ¿Sabes socio? Estoy seguro que voy a infringir la “legalidad vigente”. Pero tú también sabes que sin atreverse a salir de lo conocido, no hay forma de aprender nada nuevo. Porque usando la lógica, soslayaremos los “convenios establecidos” como legalidad “científica vigente” je,je.

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  5. Hacía tanto que no escribías que no me pasaba últimamente por aquí, dando por hecho que no habría nada nuevo. ¡Qué sorpresa, y además de la semana pasada!!!.
    Me alegra que retomes el blog. Y que nos dejes, al menos a mí, pensativos...

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  6. Me alegra que te alegres, je,je. Bueno como sabes coeliquore... en mi vida ha habido muchos cambios en poco tiempo. La mente está en otras cosas, y eso de escribir, por lo menos en mi caso, no es exactamente cuando uno quiere, sino cuando uno “es pensado” (o se dice inspirado);-)

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