domingo, 22 de agosto de 2010

¡Vaya casualidad más causal!


El azar, aleatoriedad, o la casualidad son prácticamente sinónimos el azar es algo casual o fortuito. Algo “casual” es una combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar.

No hace falta ser un gran observador, para darse cuenta que estamos inmersos en un universo aparentemente azaroso. Sin embargo, muchos fenómenos que parecían fortuitos o casuales, cuando se observan con atención, se les encuentra una serie de “causas” cambiantes (variables principales) que lo pueden justificar o prever. Sin embargo, además de esas variables principales, suelen haber más “cosas” que influyen en “menor” (o mayor) medida (también las podemos llamar variables) que se desprecian intencionadamente unas veces, otras porque es imposible controlarlas y otras porque ni se conocen. Esto nos lleva al concepto de “probabilidad” de que ocurra un fenómeno (o suceso).


Matemáticamente la probabilidad de que ocurra un suceso, la da la relación entre los “casos favorables” y los “casos posibles”. El ejemplo típico, ¿Cuál es la probabilidad de que salga cara al lazar una moneda? Hay una cara, pues será uno el caso favorable.¿ Cuantas posibilidades hay? que salga cara o que salga cruz. Luego, dos casos posibles. La probabilidad de que salga cara será de ½ (o lo que es lo mismo, tiene un 50% de probabilidad de que ocurra el suceso).

La estadística y el estudio de las probabilidades, se utilizan cuando no es posible controlar todas las variables que afectan. Por eso se habla de que la probabilidad de que o ocurra un suceso es del 70%, del 99%,etc… pero lamentablemente, nunca se puede garantizar que el suceso ocurra o no ocurra.

Por lo tanto ,la existencia de la estadística y la teoría de probabilidades, no invalida el hecho de que independientemente de que conozcamos, o no tengamos ni idea de las variables que están detrás de un fenómeno, el fenómeno siempre será “causal”, es decir, siempre será motivado por “algo” que lo posibilita, esté o no esté ese “algo” (o “algos”) en el mismo plano físico-material.

Estoy convencido de que cuando decimos que algo ocurre al azar, siempre hay una(s) causa(s) detrás. El problema que suele darse en nuestro universo “mediato” (o de medio inercial) es que, muchas veces hay una distancia temporal entre la acción y la reacción (causa y efecto), lo que facilita la ocultación de esa relación “causal” (a menos que se persevere en la observación). Cuando las acciones y reacciones son prácticamente inmediatas (con muy poca inercia o sin ella) las ciencias en general, y la física en particular, tiene pocos problemas en estudiarlas, repetirlas y clasificarlas, postulando teorías (ecuaciones y leyes) sobre cómo se manifiesta el fenómeno.

¿Qué ocurre cuando la distancia temporal entre causa y efecto es muy grande, o cuando parte de las variables causales están en la zona que nos oculta del universo (lo que la física llama vacio)? Entonces quizás nos veamos obligados a hablar de “casualidad”.

Imagen tal y como aparece en: http://www.sistemasderuleta.com/blog/probabilidades-en-los-dados/ y en medicablogs.diariomedico.com/.../dados/

13 comentarios:

  1. Leyendo el artículo de esta semana me ha venido a la cabeza el denominado "efecto mariposa", llamado así por el ejemplo que se suele utilizar para ilustrarlo: una mariposa bate las alas en Pekín y se desata una tormenta en New York. O dicho en cristiano, cualquier pequeño cambio en un sistema por minúsculo que sea, se amplifica con el paso del tiempo hasta variar enormemente el resultado final.

    Este concepto se utiliza para justificar la inexactitud de las predicciones según la teoría del caos. Pero, ¿existe caos por el hecho de no conocer todas las variables que intervienen en un suceso? Más bien parece indicar lo contrario: si conociéramos todas las variables tendríamos una visón "causal" del fenómeno en todo su esplendor.

    Advertir que una tormenta en New York a día de hoy ha sido originada por el aleteo de una mariposa en Pekín hace cuatro meses, requiere de una visión holística que se escapa a nuestra percepción y entonces lo llamamos, en nuestra ignorancia, "casualidad". Pero el conocimiento de todas las variables cambiaría el concepto por el de "causalidad".

    La "casualidad" no existe, por mucho que se empeñen los defensores de la teoría del caos. Todo es "causalidad" si tuviéramos los medios adecuados para vislumbrar la amplitud de todas las variables.

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  2. Así es Anandamida. El Universo (Cosmos=armonía=orden) se manifiesta “caótico” al hombre, hasta que él descubre la ley que lo organiza. Todo “caos” lleva un orden implicado.

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  3. Ernesto muere en una calle de Madrid.

    Le ha caído un piano desde un séptimo. Para que se dé este hecho ha confluido una miriada de circunstancias. Se le acabó la pila al despertador, que compró en un chino a cien porque le habían rebajado el sueldo y no estaba para gastos (la crisis, lehman brothers y demás); y no sonó; su mujer no lo pudo despertar, como otras veces, porque ese día los niños salían de excursión y tuvo que llevarlos al cole una hora antes de lo habitual (porque se empeñó en ello la directora, esposa de un ilustre ginecólogo).

    Salió corriendo al tajo, en el coche de su mujer. Un camionero en la M30 derrapó porque una moto dejó aceite en el asfalto. Ocupó la vía. Esto lo retrasó un poco más. La policía tardó algo más de lo habitual, también los bomberos, porque había una manifestación que debería haber ocurrido dos semanas antes, pero los sindicatos tardaron en ponerse de acuerdo en una nueva fecha (uno de sus secretarios generales tenía ínfulas políticas y quería hacerse el interesante).

    Cuando llegó Ernesto al aparcamiento de su trabajo, ya le habían pillado el sitio, aunque ocupar plaza ajena estaba prohibido y, de hecho, no solía ocurrir. Se la pilló un colega cabreado porque su amante estaba embarazada de siete meses y ella no sabía si era de él o de su marido (un tipo arrogante que presumía de tener una Harley).

    Tuvo que salir fuera, buscar parking. Aparcó nada más entrar porque diez segundos antes dejó la plaza un ginecólogo que fue avisado de urgencias. Le quedaban unos trescientos metros hasta el curro. Se puso a llover, tuvo que ir más despacio y los semáforos se volvieron locos (la crisis, falta de personal). Más espera. Cruzó la calle. Una antigua novia, que iba a ver a una amiga primeriza en la maternidad, lo saludó; hablaron no más de 30 segundos porque su marido, camionero, había tenido un accidente en la M30 y la telefoneaba en ese instante.

    Subió a la acera, tropezó con una ciudadana de origen chino que acarreaba un mazo de paraguas, y lo increpó; el pidió disculpas, pero la señora (iba de marrón) seguía con el insulterío en chino cantonés: Ernesto le hizo un corte de mangas, y cambió de acera. Le quedaban poco más de 100 metros. Iba desesperado y no vio a los dos trabajadores de la mudanza (inmigrantes, sin contrato, por eso no estaban en la manifa); tampoco ellos lo vieron, porque arreciaba la lluvia y se pusieron unos momentos a cubierto, y, además, no habían puesto protecciones ni avisos porque aún no había llegado, a saber por qué, la furgoneta con el material.

    El día anterior trabajaron catorce horas, hasta las nueve de la noche en casa de un ginecólogo pesadísimo que finalmente consiguió la promesa de que al día siguiente tendría su piano. Estaban muy cansados, el capataz que debió supervisar el tajo estaba en el hospital, su hija había dado a luz a un sietemesino (el motorista era su yerno).

    El piano cayó sobre Ernesto, ocurrió en un segundo. Un instante antes el piano habría caído delante de él; un instante después, detrás.

    Todo este inmenso delta de hechos es caUsal, el desenlace final es caSual. Este Azar hace de la vida humana algo tan frágil y vulnerable que espanta. Y de ahí que el “carpe diem” sea una sentencia a obedecer.

    Voy a tomarme un scotch.

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  4. Verás Crisc, pienso que tu exposición es en verdad muy atractiva y razonable, pero me sugiere una pregunta: ¿cómo es posible que toda una concatenación de elementos CAUSALES tenga por resultado final un efecto CASUAL?
    Me lo explique, porfa.

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  5. “Ergo”, como se le llama casualidad a la cadena causal no conocida. No existe la casualidad.

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  6. Aún a riesgo de parecer un tanto ingenuo, voy a contar la experiencia que he tenido esta semana en relación a este blog.

    Como puede verse y comprobarse, el post de esta semana fue escrito, o mejor dicho publicado, por SJV el domingo día 22 a las 13:55 horas.

    Pues bien, la noche del sábado día 21 y después de tres semanas de vacaciones en las que he estado de viaje y me había olvidado de mis rutinarias sesiones de internet, tuve un sueño en el cual me conectaba a la red y veía que nuestro amigo JV tenía una nueva publicación en su blog. Al despertar no recordaba el tema del post, pero sí que tenía una imagen en mi mente: encabezando el artículo había una fotografía de unos DADOS!!!

    Os podeis imaginar mi sorpresa cuando el domingo después de comer me conecté, entré en el blog y vi que efectivamente había una nueva entrega que trataba del tema de la "casualidad versus causalidad", todo ello encabezado por la fotografía de unos DADOS.

    Apelar en este caso a la CASUALIDAD es algo así como ignorar la evidencia... ¿cuantas veces he soñado en mi vida con la fotografía de unos dados..? creo que ésta es la única vez.

    Pero apelar a la CAUSALIDAD me obliga a preguntarme: ¿de donde parte la cadena causal que dio lugar a esta "premonición"?

    Evidentemente no puede ser desde el plano físico.

    ¿Alguna sugerencia?

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  7. Mi comentario era sólo un noble “juego”, en el que, como es sabido, la aleatoriedad es lo único no aleatorio (vaya, je, je, je…, las paradojas). Creo que intenté conciliar la caUsalidad, acumulada cuantitativamente, indefinida si no finita, en un resultado casual. Por crear ambiente, no más.

    La lluvia es uno de los elementos casuales de la muerte de Ernesto. Sin lluvia, la señora china (de marrón, ¿por qué iría de marrón?) no hubiera salido a su almacén a buscar el mazo de paraguas para su venta ni increpado a Ernesto, tampoco los dos mudanceros se hubieran resguardado y hubiesen podido evitar no la caída del piano pero sí el paso de Ernesto en el momento fatídico (de “fatum”, destino, más paradojas, ja, ja, ja)…

    ¿Había sido “decidida” la lluvia por alguna entidad pro, hiper y substantivamente causal? Porque los supuestos ocultos en nuestros discursos no son tanto la caUsalidad o casUalidad de los hechos cuanto el presupuesto de que tras ellos hay teleologismo (finalismo) y una entidad (volitiva, omnisciente, incondicionada) que los sostiene. Porque de no haber esa entidad, ¿qué más daría que los hechos fuesen causales o casuales?

    Claro, admitir esa entidad causativa nos lleva a la viejísima cuestión de cuál es la Causa de la Causa. Y de ahí al tomismo y a las rancias demostraciones racionales de la existencia de Dios (a los budistas les trae al pairo la cosa).

    Una entidad que fuese capaz de “diseñar” toda la cadena causal que lleva a la muerte de Ernesto sería, verdaderamente, la hostia…, joé, igual lo es (amen).

    Todo hecho del mundo es un delta que tiene tras de sí un número prácticamente infinito de afluentes que se remonta al principio de los tiempos. La muerte de Ernesto tiene uno de sus antecedentes en el big bang, en las glaciaciones, en la llegada a Europa de los sapiens-sapiens, en Atenas, Roma, Florencia, la revolución francesa, mayo del 68 y en los muñecos de José Luis Moreno (particularmente rockefeller).

    No tengo conocimientos suficientes de cosmología, física o biología para pronunciarme con rigor, pero creo que cualquier estudiante aventajado de cuarto curso de esas materias no contempla el determinismo del mismo modo en que Laplace, ¿o fue Lavoisier?, contestó a Napoleón cuando éste le interpeló acerca de la posición de Dios en su sistema: “Sire, contestó, esa hipótesis no me ha sido necesaria”.

    No obstante, no me preocupa esta cuestión cosmológica, sino las implicaciones psicológicas y antropólogicas que incorporan. La caUsalidad promete orden, sentido y consuelo: inmortalidad y dicha en última instancia; la casUalidad abre la puerta a la miseria y grandeza de la libertad. Cuando Nietzsche postuló al superhombre estaba hablando, sin más, de un hombre, humano y demasiado humano, capaz de asumir la casUalidad como el subtrato esencial de su vida y de ahí el mandato de la lucidez, del coraje, de la creatividad y aun de la elegancia.

    Asumo, con Nietzsche, que vale cualquier “ficción operativa” (es mía la locución) que ayude a vivir, eso sí, siempre y cuando fomente la vida y no la desactive con trasmundos inoperantes.

    Es un placer cruzar argumentos en este blog, aunque, como dijo un filosofo alemán que no recuerdo: nos constituyen, a todos, más nuestros prejuicios que nuestros juicios. Es Nietzsche el que nos recuerda que en la verdadera altura humana entramos en dura lid con cuanto de pasado y caduco hay en nosotros mismos.

    No creo estar a la altura de tanto, pero lo procuro. Un placer, decía.

    PD. Por cierto, la palabreja que debo incorporar a mi comentario para que se publique..., ¡es aleatoria!

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  8. Amigo Anandamida, desde mi punto de vista, tu premonición (nada atípica, solamente que te has hecho consciente de ella) es una de las “casualidades causales”, de las que en un marco de referencia puramente físico-material, no tendría sentido y, es de las que como “no se conoce “ la razón causal de ella, generalmente se suelen tildar de pura casualidad.
    Si ampliamos el marco de referencia y nos salimos del marco físico-material-temporal al que nos tienen restringidos nuestra parte física (recuerda las teorías dimensionales que comentamos hace unos meses), nuestra, digamos parte anímica (una de las de más de 3 dimensiones), interactúa en un entorno donde el tiempo no existe como tal. Para intentar explicarlo, se dice que nuestro “ahora” interpretado desde nuestro lado (temporal) se podría explicar como el cruce de una “supuesta línea temporal anímica” que va, digamos del futuro al pasado y la línea temporal física que va del pasado al futuro. Aunque realmente desde la otra dimensión no es así, porque no existe el tiempo como nosotros lo entendemos. Esto explica las premoniciones conscientes.
    Anandamida, el domingo 22 escribí la entrada. El sábado cuando me acosté no tenía ni idea de sobre que haría la entrada y si la haría. Cuando me desperté el domingo, me desperté con la idea de la casualidad-causalidad en la cabeza y comencé a escribir.
    ¿De quién es la idea? ¿Por qué me ha venido? ¿Dónde estaba?...un exudado casual del neocortex que diría mi amigo Crisc…preguntas para meditar.
    Amigo Crisc, la cosa no tiene porque ser la dualidad que planteas (y que ha sido el planteamiento de siempre) : “hay una entidad consciente que lo gobierna todo” vs “todo se debe explicar con lo que vemos y palpamos”. Como siempre se suele decir, en el término medio está la virtud. Es decir, “las consciencias (o conciencia de aspectos múltiples) son realmente los jugadores” y el “mundo físico material” el terreno de juego. La libertad de maniobra, está precisamente en el cruce de la conciencia en el terreno de juego. Pero las reglas (leyes) del juego, sí que están definidas (la causalidad es una de las principales). Nosotros jugamos “en libertad” más o menos condicionada. Solamente cuando nuestra “conciencia” trasciende o supera esa “atracción” del nivel físico (los deseos, ataduras o pasiones que dicen los budistas) podremos actuar realmente en “libertad” en todas nuestras acciones. Esto es como un bucle realimentado Conciencia -> físico -> Conciencia.
    Si sembramos patatas tendremos patatas, aunque no nos acordemos que plantamos patatas y ahora estemos esperando recoger melones. Quizás no creamos que las patatas nos hayan aparecido por casualidad, porque no recordamos que las plantamos en tiempos anteriores.
    PD. La palabra “aleatoria” para añadir el comentario es lo que se llama “pseudoaleatoria” , porque se basa en la función “randomize” (aleatorio en ingles que son los padres de la informática) que calcula el número aleatorio partiendo de la frecuencia de trabajo del ordenador. Es decir, una cadena causal. Realmente es imposible general un “verdadero” numero aleatorio con el ordenador (si es que existe un verdadero número aleatorio)

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  9. Respecto a los generadores de números aleatorios he leído que en realidad no son tales. Estos generadores se basan en subrutinas que incorporan elementos que hacen muy difícil la predicción, y por tanto, el resultado casi se pueden considerar aleatorio. Pero no son tales, sino que se corresponden con una cadena causal.
    De hecho, los informáticos tienen un gran problema a la hora de desarrollar un auténtico generador de números aleatorios, ya que según ellos mismos dicen no existe aleatoriedad sino cadenas causales de muy difícil predicción. Cuanto más compleja es la subrutina, más difícil se hace la predicción y más aleatorio parece el resultado. En fin, el "efecto mariposa" en su máximo exponente.

    Respecto a mi premonición... ahora sí que me has dejado con la boca abierta, JV. Yo pensaba que el artículo ya lo tendrías escrito en el momento de mi sueño, por tanto, la explicación sería muy fácil y lógica: un simple caso de telepatía o lectura del pensamiento propiciado por esos estados alterados de conciencia que se dan durante el sueño.
    Pero si dices que ni tú sabías que ibas a escribir el post, no sabías de qué iba a tratar, y ni siquiera habías pensado en la fotografía de los dados, entonces eso ya se trata de una inversión en la dirección del tiempo desde el futuro hacia el pasado... o que me sé yo.

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  10. Aquí estoy otra vez porque se me había quedado en el tintero un razonamiento respecto a una aseveración de nuestro amigo CrisC. Él afirma que: “La caUsalidad promete orden, sentido y consuelo: inmortalidad y dicha en última instancia; la caSualidad abre la puerta a la miseria y grandeza de la libertad.”

    Pues bien, yo diría que es al contrario.

    La caUsalidad es la que abre la puerta a la grandeza de la Libertad, a la vez que nos hace responsables de nuestros actos y así de sus consecuencias; ya no es necesario teleologismo para justificar nuestros males (o bienes). Nosotros, cada uno de sí mismo, somos el teleólogo.

    La caSualidad nos niega la Libertad y nos irresponsabiliza de nuestras acciones… total, sucederá lo que la casualidad quiera… y además necesita de un teleologista caprichoso y vengativo, la mayor de las veces, a quien echarle la culpa de nuestras desgracias o bendecir por colmarnos de bienes.

    A no ser, claro está, que asumamos que en el Cosmos reina la caSualidad, lo cual estaría en contradicción con el orden universal y las leyes de la física que lo implican, y diríamos adiós a la Ciencia.

    Pero basándonos en lo que sabemos (y no en lo que no sabemos y conjeturamos) es que en el Universo impera el orden caUsal. ¿Por qué íbamos nosotros, productos de ese mismo orden, a escapar a su influencia?

    P.D: La palabra “teleologismo” no aparece en el diccionario de la RAE, así que la he usado junto a la palabra “teleólogo” y “teleologista” dándole la acepción que deduzco del uso que hace CrisC. ¿Me podrías explicar cual es su etimología?

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  11. Bueno, pues como he comentado en mi último comentario (valga la redundancia) , desde nuestro punto de vista, es algo así como una inversión temporal de nuestra parte anímica, que como bien dices, es algo que se da más fácilmente en un estado alterado de conciencia (como puede ser el sueño) pero teniendo siempre en cuenta, que eso de la “flecha del tiempo” es una percepción de nuestro mundo tridimensional.
    Suscribo todas tus palabras en los que se te había quedado en el tintero.
    La etimología es de “Telos “ (del griego τέλος “fin” y “logia” estudio. Así que será algo como el “estudio de los fines” ¿no Crisc?.
    Aquí tienes un enlace que habla del “palabro” http://etimologias.dechile.net/?teleologi.a

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  12. "Teleologismo" viene del griego “telos”, que significa fin (finalidad).

    Lo he usado en un sentido muy amplio y sin entrar en sutilezas. La idea es, para quienes lo sostienen, que la realidad y sus procesos tienen una finalidad, a saber, todo tendería a un fin que no podría estar incluido en los mismos hechos o procesos sino en una Entidad, Inteligencia Suprema, Voluntad o Dios que informaría esa finalidad y a todo cuanto ésta afecta. Deduzco, faliblemente, que una posición teleológica supondría la causalidad de todo radicado en esa entidad.

    Más o menos.

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  13. Gracias por tu explicación, CrisC. Si conseguimos que con nuestro diálogo, aquel que nos lea piense en lo leído, quizá aprenda algo nuevo, y saque sus propias conclusiones, entonces habremos logrado el principal propósito de un blog: lanzar un mensaje en una botella al océano de la red para que llegue a donde Dios, la caUsalidad, o la caSualidad quiera.

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