domingo, 9 de agosto de 2009

Todo y nada. ¿eso es Dios?

7. Un nivel de unidad sin ataduras.

Y por fin, llegamos al final del proceso evolutivo (según muchos iniciados). El conocer el Dios de la fase siete, implica que se ha olvidado todo lo demás, toda forma e incluso a uno mismo (desaparece todo vestigio del ego).

Hasta ese momento, cada ser humano está unido al mundo por hilos invisibles de actividad mental, tiempo, lugar y experiencias pasadas. Durante el proceso evolutivo se han ido deshaciendo esos hilos invisibles. El Dr. Chopra cuenta el relato de un gurú que dijo a sus discípulos:
“todo lo que se refiere a vosotros es un fragmento. Vuestras mentes acumulan fragmentos en cada momento. Cuando pensáis que sabéis alguna cosa, os referís solamente a un residuo del pasado. ¿Puede una mente así conocer el todo? Es evidente que no”.

Se dice, que Dios lo incluye todo, es eterno, inmutable e infinito. Pero si tuviera una forma, o fuese algo concreto, sería limitado, por lo tanto no incluiría al todo. Esto induce a pensar que el mejor lugar para ubicar a Dios podría ser el “vacío” (que como nos muestra la ciencia actual, lo llena todo. Hemos entrecomillado la palabra vacío, porque eso que percibimos como vacío, podría ser la manifestación, o mejor dicho la no-manifestación en lo material de lo que se ha denominado en algunas culturas como espíritu).

En esta fase siete, se da la gran paradoja entre dos conceptos “todo y nada”. El ser que lo alcanza, tiende a ser “nada”, un punto de identidad, y este punto es a la vez, la separación y puerta de unión ultima con Dios. Ese punto en el que se ha transformado el ser humano por medio de su evolución (cuando se vuelve a re-ligar) se expande hacia el infinito fundiéndose con el todo. Los místicos llaman a esto “el Uno se hace Todo” (Dios). El punto el vacío y el infinito es lo mismo. Que los místicos occidentales le llamen “Dios”, Los budistas le llaman “Nirvana”, Los taoistas “Tao”,…da exactamente igual. Son nombres, no importa el nombre. Lo único que importa es el “camino evolutivo” personal de cada uno (de todos), el cual, depende única y exclusivamente de cada uno (curiosamente “camino” también es el significado de “tao”).

Una vez llegados a este punto, en el que lo que importa es nuestra evolución, hay que tener en cuenta durante todo el proceso evolutivo, que la sombra de “el mal” está al acecho detrás de “el bien” afectando nuestra toma de decisiones constantemente hasta el último momento, ese nivel siete, en que se deben de fundir en la unidad.
¿Qué es “el mal” y “el bien”?
De momento podemos decir que “Mal” es cualquier exceso o defecto de lo que sea. Y el “Bien” sería el punto medio entre esas dos polaridades. En resumidas cuentas, el Bien sería el “punto de equilibrio” de la dualidad.

Damos por concluida esta “saga” sobre “Dios”. La semana que viene más.

2 comentarios:

  1. Llegados a este punto sólo puedo decir que como Spinozista veo a Dios en todas partes, mas como agnóstico no comprendo un pijo.
    Y como para llegar a este grado me temo que aún nos quedan unas cuantas vidas por disfrutar, ¿que tal si terminada ya la saga sobre Dios volvemos a algo más cercano a nuestro estado actual, algo que genere un poquito más de participación comentaril?
    "En verdad os digo que el que no volviere a nacer no alcanzará el reino de los cielos" ¿é o no é? ¿verdad cruda y ruda o metáfora?

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  2. Pues tienes toda la razón Anandamida, pero, lo empezado había que concluirlo (quizás a alguno de los seguidores que no comentan le venga bien).
    Bueno hay muchos temas que se pueden tratar, para “rondar la verdad”. Podemos hablar de: “La libertad del hombre”, “La evolución”, “la reencarnación”, “la educación”, “la sociedad y su manipulación”, etc.… Si hay alguna propuesta estamos abiertos a ellas, sino el próximo Domingo podemos empezar con “la libertad”.

    PD.Para nosotros "Verdad cruda y ruda" (se entienda como se entienda).

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