domingo, 23 de agosto de 2009

¿Somos realmente libres?


A nivel externo podríamos afirmar que, por el mero hecho de estar en el mundo, nuestra libertad está limitada, por lo tanto no es plena. Las leyes físicas y otras contingencias nos la limitan: Aunque quiera volar, esa opción no entra dentro del rango de mis posibilidades físicas, por lo tanto elegirla no es para mí algo libre (aunque puedo montarme en un avión; pero sería un ‘parche’ práctico para mi pretensión de alzarme como un pájaro.)
A lo largo de los últimos comentarios se ha apuntado al hecho, más interno, de ‘sentirse’ libre. El cual, ‘aparentemente’ no está limitado. Pero, ¿es realmente libre nuestro pensamiento? Cuando pensamos algo, y lo elegimos ‘libremente’ ¿es en verdad libre esa elección? ¿O también está sujeta a determinaciones como en el ámbito físico?.
Todo ser humano crece en sociedad. Es un requisito de supervivencia prácticamente imprescindible en los primeros años de vida y una comodidad práctica y utilitarista a la que uno se acostumbra a medida que crece. En todo caso, el bebé que está rodeado por sus ‘protectores’ aprende a usar su cuerpo y a explotar sus capacidades mimetizando lo que ve a su alrededor. Asimila prácticas, conductas… sin criterio, de forma absolutamente a-crítica. Y, ¿hasta qué punto esas ‘asimilaciones inconscientes’ sociales o culturales, distintas según el lugar geopolítico o el momento histórico, quedan impresas en nuestra forma de ser? ¿En qué medida somos auténticos y en cuál definiciones individualizadas de lo que la sociedad quiere de nosotros? En otras palabras: En nuestras respuestas, en nuestras elecciones y acciones, ¿actuamos como queremos, libremente, o actuamos cómo han querido que actuemos y creamos que queremos actuar?

4 comentarios:

  1. Bueno, dejando a parte la discusión de si somos o no libres, vamos a centrarnos en el sentimiento de libertad o “sentirse libre”.
    Se ha hablado en otros hilos de este blog sobre que es la “realidad”, y la conclusión más aceptada es que eso depende de lo que creamos (creamos de creer y creamos de crear). O sea, que si lo que creemos es lo que creamos, si nos “sentimos” libres “seremos” libres.
    Y ¿qué hay que hacer parar “sentirse” libre? Parece que la respuesta más aceptada es que hay que seguir los dictados de la propia conciencia y actuar “eligiendo” en consecuencia, y con “responsabilidad” dentro de nuestras creencias. Eso supone la perdida de libertad pues nos “obliga” a seguir unas normas ético/morales que delimitan nuestro campo de acción aunque sea de forma voluntaria. Cuanto más fieles somos a nuestras normas ético/morales y menos abandonamos su línea marcada, más “libres” nos “sentimos”.
    Dando por cierto lo anterior acabamos de crear una paradoja, ya que se deduce que cuanto menos libertad tenemos, más libres nos sentimos. Aquí tiene cabida una frase del post anterior: “qué mayor muestra de ‘libertad’ puede ser el decidir responsablemente la pérdida de la misma.”
    La conclusión final podría ser que el ser humano no “sabe” ser libre y necesita unas leyes externas o unas normas morales internas que le indiquen la opción a elegir: “Hasta que el patrón ético/moral interno no es suficientemente maduro, es necesario un patrón ético/moral externo, es decir, son necesarias las leyes (SIC).”
    Muy bueno jefe, pero me lo explique, porfa.

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  2. Pues sí amigo Anandamida, parece paradójico, pero no en el sentido que apuntas de: “Nos sentimos más libres cuanto menos libertad tenemos, que podría confundirse con: “Que me encierren para ser libre”, sino, en el sentido de: “Conforme damos pasos en la dirección correcta en nuestra evolución (la opción tomada nos eleva en nuestra evolución, porque la opuesta nos bajaría), cada vez tenemos menos margen de maniobra (libertad), porque nos vamos acercando a la “Verdad””. Lógicamente en el límite de nuestra evolución si nos “unimos con esa verdad” el margen de maniobra es cero. La “Verdad” es una (aunque de momento esto esté fuera de nuestro alcance). Luego ya no hay más elección, porque solamente hay una opción “la verdad” . Hemos alcanzado la “meta” (o hemos cumplido la etapa). Sin embargo, en principio, hemos tenido que ir tomando decisiones en libertad y “voluntariamente”.

    El ideal y meta: Tener todos los seres humanos el suficiente nivel “ético/moral” en nuestro interior para poder actuar desde él, sin ningún tipo de ley externa.

    La realidad: Cada ser humano está en un nivel evolutivo. Algunos con el suficiente nivel para poder actuar desde su interior (propio patrón ético/moral). Otros, en un nivel tan bajo, que necesitan esas “reglas externas o leyes” establecidas en base a las reglas éticas / morales de los mas evolucionados (en principio), para conseguir una convivencia en sociedad. Teniendo en cuenta que también se puede dar el caso (y actualmente no es extraño que ocurra), que no son precisamente los mas evolucionados ética y moralmente, todos lo que están en el poder (legislativo, ejecutivo, fáctico,..), por lo que se pueden hacer y aplicar “leyes externas”, digamos no tan éticas y morales como se podría esperar.

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  3. Al leer el post y los comentarios añadidos, queda la impresión de no haber sabido definir qué es la libertad. Nos hemos centrado en la percepción del sentirse libre y hemos ido estableciendo una línea de opinión basada en la libertad como cantidad de opciones posibles. Parece que hemos establecido que cuantas más opciones tenemos, más libre somos.
    Me gustaría definir el concepto de libertad no en función de cantidad sino en función de calidad, ya que según circunstancias podemos ser más libres eligiendo sólo entre dos opciones, que en otras circunstancias eligiendo entre veinte. La libertad no es cuantitativa sino cualitativa. La libertad es una actitud. Somos más libres, no cuando podemos elegir entre muchas opciones, sino cuando podemos elegir la opción deseada que estará determinada por nuestras creencias.
    En lo que no estoy de acuerdo es en que al unirnos a la Verdad se reduzca nuestro margen de maniobra a cero. Eso supondría ninguna opción para elegir y ello implicaría la ausencia de libertad. Creo que el margen de maniobra se reduce a uno, la única opción válida, la verdadera.
    Llegados a este nivel hemos desechado todas las demás opciones y se ha cumplido la paradoja: “qué mayor muestra de ‘libertad’ puede ser el decidir responsablemente la pérdida de la misma.”
    ¿La libertad consiste en ser “esclavos” voluntarios de nuestras creencias?

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  4. Respecto a la definición de libertad, en el primer “post: Libertad divino tesoro”, pusimos el significado de “liber” (aparentemente el origen de la palabra libertad). Podríamos haber puesto también la definición de la real academia:
    “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”, como segunda acepción tiene: “estado o condición del que no es esclavo”. Pero como puedes (podéis, en general) ver, estas definiciones “encorsetan” un concepto mucho más grande.
    Como el objetivo de este “blog” es precisamente evitar estos “corsés” intelectuales, establecidos culturalmente y estimular el “pensamiento vivo y crítico”, elegimos estos temas que aparentemente están claros y la mayoría cree tener una posición sólida al respecto, pero que cuando pensamos sobre ellos, vemos que no estaban tan claros (sobre la libertad se han escrito ríos de tinta).
    Respecto al margen de maniobra de cero o de uno, depende de cómo lo veamos, cuando decimos cero, queremos decir que como estamos en la opción correcta, ya no tenemos ninguna posibilidad elegir. Si lo ves como uno, es que hemos elegido la opción única correcta que había (algo que ilustra esto es el ejemplo: En la serie 0, 1, 2 hay 3 dígitos, pero dos posiciones, de 0 a 1 hay una posición y de 1 a 2 está la segunda. Esto los programadores lo deben de tener muy en cuenta en sus programas sino quieren tener problemas).

    Y en la pregunta, ¡ahí le has dado!, ya que es la que intentábamos plantear en la segunda entrada del post “¿Somos realmente libres?” es decir, somos esclavos de nuestra cultura o como tú bien dices ¿somos esclavos de nuestras creencias?. Ese es el centro del debate.

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