domingo, 2 de agosto de 2009

¡Anda! ¡Tú también eres Dios!

6. Un nivel de reverencia, compasión y amor.

Sigue nuestro paseo evolutivo y conforme evoluciona nuestra conciencia, la “percepción” de Dios también lo hace.

En esta fase, después de haber hecho el viaje interior, es el momento de volver a mirar con “atención” el exterior. La cosa ha cambiado como de la noche a la mañana. La persona que alcanza este nivel, vuelve con toda su energía primordial y empieza a intuir e incluso percibir que “detrás” de todas las cosas hay una vibración (pero no en el sentido de onda sonora o energía material vibrando), sino que es la “vibración fundamental” a un nivel mas profundo “no-material” que lo incluye todo. En la India se conoce esta vibración como el “Om (ohm)”. Solamente personas muy avanzadas en conciencia y moral, a las que se les suele conocer como “iniciados”, “santos”, “místicos”, etc…son las que están en ese nivel. Cuando un ser humano percibe que está en “contacto” con esa “vibración fundamental”, es cuando tienen lugar lo que comúnmente se le denomina “milagros”, es decir, fenómenos que “aparentemente” se oponen a las “leyes físicas naturales”.

¿Qué mecanismos cerebrales (si los hay), nos da una visión de Dios y hace que los milagros sean posibles? El Dr. Chopra dice: “Algunos investigadores han especulado sobre el hecho de que los dos hemisferios del cerebro se equilibran completamente en las fases mas elevadas de la conciencia. Otros dicen que el cerebro se hace más coherente, en el sentido de que las ondas, normalmente en desorden y desconectadas, se sincronizan. Aunque esto último ha sido raramente detectado y aún está en debate”. Lo que si que hay, es evidencia (según el Dr. Chopra) de que en estos personajes hay una marcada capacidad para cambiar los estados de energía fuera del cuerpo propio, siendo capaces de transformar los objetos y acontecimientos solamente utilizando su “conciencia e intención”. El hecho de que estos alteren el mundo exterior es sorprendente para nosotros, pero “parece natural” para las personas en el estado seis.

En este nivel seis, por supuesto se acepta todo. Por eso es el nivel de la reverencia, compasión y amor. El ser humano que ha alcanzado este nivel, entiende sin problemas, el que haya personas en niveles de conciencia muy bajo (que puedan hacer cualquier barbaridad, incluso matar a otro ser humano o así mismo) y los compadecen y los “aman”, porque saben que cada uno actúa en función de su nivel de conciencia. El ser humano que ha alcanzado el nivel seis, acepta el “mal” como cualquier otra cosa. El bien y el mal son caras de la misma moneda.

En esta fase seis, el “ego” tiene fuerza suficiente como para decir “yo estoy probando mi santidad “a mi mismo (o a Dios)”, por lo que Dios se vuelve a sentir dentro y fuera pero a otro nivel de compresión. En este nivel se observa todo con “compasión y amor” de forma natural. Pero aún no ha terminado de evolucionar la conciencia y por tanto el modo en que esta percibe a Dios.

PD. Esta semana no tenemos foto de nuestra colaboradora, la hemos obtenido de Internet: http://www.ojodigital.com/.

6 comentarios:

  1. Muchas veces, durante las horas de trabajo con mi compañera y cuando salen a colación alguno de estos temas, yo he intentado razonar la diferencia entre CREER que esto es cierto y SABER que esto es cierto. Para ello siempre me dirijo al mismo ejemplo que se basa en los últimos días de Jesucristo antes y después de su muerte, ejemplo que al margen de creencias individuales en si la figura histórica es real o no, también servirá de modelo para los no creyentes. El ejemplo se basa en la actitud de los apóstoles mientras acompañaban a Jesús antes de su muerte y la actitud de los mismos posterior a la crucifixión. Antes de la ejecución de Jesús, los apóstoles al escuchar las enseñanzas del Maestro afirmaban CREER todo lo que les decía, pero cuando fue apresado se apresuraron a negar toda relación con él y huir a esconderse en recónditos rincones para no correr la misma suerte.
    La Biblia cuenta que tras la muerte de Jesús, este resucitó al tercer día y se apareció a los apóstoles en varias ocasiones dejándoles nuevos mensajes para difundir. No es de extrañar que un suceso de estas características, como es la aparición post morten del ejecutado, sea suficiente para cambiar el CREER que esto es cierto por SABER que esto es cierto. Eso justificaría el cambio de actitud de los apóstoles y de estar escondidos pasaron a esparcirse por el mundo revelando el mensaje incluso a costa de su propia vida.
    Cuando CREEMOS que algo es cierto, puede en los momentos de crisis tambalearse nuestra fe. Cuando SABEMOS que algo es cierto nos mantendremos inamovibles aunque se derrumbe el mundo.
    Yo todavía me encuentro en la fase de CREER que esto es cierto porque no he tenido la prueba subjetiva (u objetiva) para SABER que esto es cierto. Aquí me encuentro en un estado en que como dijo otro integrante de este grupo sólo puedo poner oído atento y ojo avizor a lo que se diga y vea, pero no puedo dar razón mas que a través de la fe. Pero al contrario de como se pretendió otras veces, tampoco puedo pedirte una prueba objetiva y empírica de lo que dices. No es que no pueda, es que no debo. A no ser que yo crea (o sepa) que eres un mentiroso compulsivo, en cuyo caso no estaría aquí. Si tú lo dices, yo me lo creo… ¿hay algún problema en aceptar las pruebas subjetivas que alguien de confianza dice tener para usarlas como elemento de prueba subjetivo de nuestra propia creencia?

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  2. Anandamida, “creer” como bien dices, es cuando no tienes la certeza, de que algo es así. Simplemente “aceptas” como posible, algo que otros te cuentan de sus experiencias propias o de terceros (claramente el grado de aceptación, dependerá del grado de confianza que te merezca el interlocutor). “Saber”, “comprender” (como entender, abarcar y que forma parte de ti) o tener “fe” en algo, solamente es posible cuando tú, tienes la experiencia subjetiva (aunque en algunos casos, esta puede ser objetivada) de lo que sea. Y como bien dices, cuando “sabes” algo, nos mantendremos inamovibles en ello aunque se hunda el mundo.
    Ahora bien, podemos tener experiencias físicas externas fácilmente objetivables y experiencias anímicas internas, completamente subjetivas (y ya no tan fácilmente objetivables). Las primeras cuando ocurren delante de nuestras narices o a nosotros mismos, y sobre todo, cuando coincide lo ocurrido con lo esperado, pasan a ser “saber”. Pero en otras ocasiones cuando lo que ocurre, no es lo generalmente esperado, intentamos buscar argumentos “más racionales” o en última instancia podemos acudir a la socorrida “una casualidad”, para convencernos nosotros mismos de algo inexplicable. De todas formas, si es un hecho del que nosotros somos testigos directos, debemos admitir que tiene que pasar de “creencia” a “saber” (aunque no sepamos explicarlo). Las segundas, ¡ah amigo! Muchas veces son más difíciles de discernir si han ocurrido, o si ha sido nuestra imaginación, y algunas veces más difíciles de aceptar, porque dudamos de nosotros mismos y de nuestras propias experiencias internas. Ahora, cuando hay cambios “anímicos” como los que hemos comentado en el blog, cuando se tiene ese “sentir”, eso es así, para quien lo siente, y para él, debe ser “saber”.

    Nuestro lema siempre es: “Estar abierto a todo y no creerse nada como cierto, hasta que no se haya convertido en una experiencia propia” (claro, para que algo se haga una experiencia propia, hay que investigar y trabajar sobre ello, y por supuesto empezar creyendo ese algo como posible).

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  3. Fundamental el creer que ese algo es posible para poder tener la experiencia. Si de antemano lo negamos, estamos negando también la posibilidad de la experiencia. Es lo que le ocurria a los indígenas americanos cuando los barcos españoles llegaron a sus costas (véase "Y tú que sabes?"), que veían el agua del mar agitarse pero eran incapaces de ver al propio barco causa de ese movimiento, hasta que por referencia de su chaman admitieron la posibilidad de su existencia y entonces se les manifestó. Pero a pesar de su manifestación objetiva, no supieron interpretarlo y creyeron que se trataba del regreso de sus dioses (Quetzalcoatl en este caso), grave error por su parte que dio lugar a la historia que conocemos. Entonces, ¿donde está la verdad? ¿es la verdad el hecho objetivable que se manifiesta, o es la interpretación que hacemos nosotros de ese hecho? A veces, ese "sentir" del que hablas puede llegar a ser "saber" para quien lo siente, pero no por ello se está seguro de estar en lo cierto. Ese es el problema de las pruebas, no sólo de las subjetivas sino también de las objetivas: la interpretación que de ellas hacemos. Ardua tarea, amigo!!!

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  4. La “Verdad” es el límite (entiendo que es eso que llamamos Dios, Tao, etc.… en mi caso particular, como no he llegado a ella, es una “creencia”). En este universo físico-material solamente nos podemos acercar a ella (la Verdad) parcialmente (por nuestra verdad subjetiva y filtrada). La “duda”, y la forma de trabajar con ella (con La duda), es para mí, precisamente una de las claves fundamentales de la evolución de la “consciencia”. ¿Cuándo surge la duda? Cuando hay que tomar una decisión, es decir, cuando hay que elegir. Bien, apliquemos un poco la lógica:

    Si no hubiera duda, no habría nada que elegir, tendríamos la certeza completa en cada toma de decisión, es decir, sabríamos el resultado a priori, por lo tanto estaríamos en un estado no evolutivo y perfecto. Creo que este no es el caso ¿verdad?.

    Miremos el caso opuesto, es decir, una duda “eterna”, la parálisis del análisis, no tomamos la decisión (aunque no decidir, es tomar una decisión) y nos dejamos llevar por los acontecimientos. En esta opción hay evolución, pero “pasiva”, digamos que las circunstancias “nos evolucionan”, y la mayoría de las veces a través del sufrimiento.

    Queda el término medio (donde dicen que está la virtud). La “duda” razonable que produce la incertidumbre, y la toma de la decisión con “conciencia”, es decir, basada en la reflexión o la intuición. La primera pensando ¿Qué repercusiones hay? ¿Perjudican a otros a cambio del beneficio propio?... la elección la define nuestra moral. La segunda pienso que es posterior y es apoyándonos en nuestra “intuición interior” (basadas en multitud de experiencia anteriores y no necesariamente conscientes de todas ellas) cuando hemos actuado previamente desde una moral “correcta” (no buscando nuestro beneficio propio), esta “intuición” nos indica el camino a tomar.

    En resumidas cuentas amigo mío, la certeza absoluta no suele existir, la duda es nuestra compañera y hay que convivir con ella, y la “realidad” verdadera subjetiva de cada uno depende de su “creencia”, queda limitada a escucharse a si mismo con atención y sentir si para ti esa experiencia, es o no verdadera. Nadie fuera de ti te podrá garantizar la veracidad de nada.

    Me he enrollado un poco para estar en “summerflux time” pero “DE MOMENTO ES MI VERDAD”, je,je.

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  5. Ok, se ve que tienes a la "S" que se te ha ido a bailar "J´s" unos días por ahí... venga vale, pues la esperaremos.

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  6. Pues sí la "S" y...casi todos están de "summerfluxtime" que dice CrisCrac. Esperemos que se recuperen pronto de esta "flojera espiritu-neuronal". Por mi parte y fiel a mis principios, mantendré el puesto mientras pueda, así que si tienes comentarios no te prives.. Chao!

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